Colima.- Tradicionalmente se dice que los hombres son fuertes e inteligentes y las mujeres sensibles y comunicativas. Estas características, cuestiona Xóchitl Trujillo-Trujillo, “¿se deben sólo a estereotipos sociales o existen diferencias en el cerebro?”
La investigadora del Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Colima considera que el cerebro diferencia las habilidades y aptitudes que se presentan en ambos sexos. Sin embargo, “es la sociedad quien las remarca”.
Algunas diferencias entre ambos sexos biológicos se encuentran en la estructura ósea del cráneo, dice, fundamentalmente en los componentes estructurales del cerebro, en la producción de hormonas, en el hipotálamo (responsable de controlar la liberación de hormonas y el comportamiento emocional), en los circuitos neuronales, en la corteza límbica, en la corteza frontal y en el cuerpo calloso.
Una investigación realizada recientemente por Madhura Ingalhalikar, científica de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, exploró 95 regiones cerebrales (corteza y subcorticales) en hombres y mujeres, desde niños hasta su etapa adulta, y encontró que «durante la infancia, la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales de ambos géneros era muy similar”.
Sin embargo, “en la adolescencia y adultez las mujeres tienen mayor comunicación inter-hemisférica, situación que no se da en el cerebro de los hombres”, dijo esta fisióloga. La misma investigación determinó que los “cerebros masculinos están estructurados para facilitar la conectividad entre la percepción y la acción coordinada, mientras que los cerebros femeninos están diseñados para facilitar la comunicación entre los modos de procesamiento analítico e intuitivo”.
Lo anterior demuestra que existen diferencias en la organización estructural así como en los procesos cerebrales y sus capacidades de respuesta. Por otro lado, también se ha fundamentado que sólo se trata de porciones estadísticas; es decir, al medir los volúmenes de cada una de las zonas cerebrales y compararse, las diferencias son muy pequeñas (en porciones decimales) y no necesariamente reflejan diferencias funcionales. “El desarrollo del individuo también depende de su entorno social y cultural”, mencionó Trujillo.
“La doctora brasileña Elisa Baggio decía que las niñas tenían una gran capacidad para las Matemáticas, pero en la adolescencia ya no, lo que coincidía con los distractores sociales de la edad. Por ejemplo, a las niñas se les dice que tienen que ponerse vestido y deben realizar quehaceres domésticos, mientras que a los hombres se les enseña otro tipo de actividades”.
La investigadora concluyó que en los primeros cinco años de vida de los seres humanos se establecen las conexiones cerebrales, y los estímulos del medio ambiente contribuyen a conectar las células cerebrales: “No se trata de crear estereotipos sociales sino de promover una cultura infantil para desarrollar todas las habilidades”.
Las investigaciones respecto a este tema se han realizado mediante tomografías por emisión de positrones, imagen por resonancia magnética funcional, imágenes de tensor de difusión y cuestionarios neuropsicológicos. BP.