Un informe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado este lunes señala que alrededor del 44% de las especies migratorias monitoreadas está en declive. El documento revela, además, que más de una quinta parte de las casi mil 200 especies, un 22%, está amenazada de extinción.
Según el Estado de las Especies Migratorias del Mundo, las especies se ven amenazadas a causa de la sobrexplotación, la pérdida de hábitat, la contaminación y el cambio climático. Se trata de pájaros cantores, tortugas marinas, peces, ballenas, tiburones y otros animales migratorios, los cuales se trasladan a diferentes entornos con el cambio de estaciones.
«Viajan regularmente, a veces miles de kilómetros, para llegar a estos lugares. Se enfrentan a enormes desafíos y amenazas a lo largo del camino, así como en sus destinos, donde se reproducen o alimentan», destacó la responsable de la secretaría de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, Amy Fraenkel.
Lo que más preocupa es la amenaza que pesa sobre los peces migratorios, ya que el 97% de las especies monitoreadas están al borde de la extinción.
La directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, declaró que el informe “muestra claramente que las actividades humanas insostenibles están poniendo en peligro el futuro de las especies migratorias” y pidió “acciones concretas de conservación”.
Impacto del cambio climático
El informe también hace hincapié en el impacto del cambio climático, no sólo como amenaza directa, sino también como «amplificador» de otras amenazas, como la contaminación y las especies invasoras.
Se espera que los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad aumenten considerablemente en las próximas décadas, señala el informe, que explica que el aumento de las temperaturas puede hacer que las especies migratorias lleguen demasiado pronto, demasiado tarde o no lleguen en absoluto.
Además, las temperaturas más altas pueden alterar la proporción de sexos, como en el caso de las tortugas marinas, en las que su determinación depende de la temperatura.
También puede reducir el tiempo de búsqueda de alimento, como en el caso de los perros salvajes africanos, que buscan menos alimento en condiciones de calor extremo y tienen menos crías con temperaturas más cálidas que en épocas más frías.
Una llamada de atención
Aunque pone de relieve la preocupante situación de muchas especies, el informe también muestra que es posible recuperar poblaciones y especies, siempre que se actúe de forma coordinada a todos los niveles.
Entre los casos de éxito cabe citar la recuperación de las poblaciones de aves en Chipre gracias a una acción local concertada para prohibir su captura ilegal con redes, y la labor integrada de conservación y restauración en Kazajstán, que permitió recuperar al antílope saiga del borde de la extinción.
El informe hace un claro llamamiento a la acción y ofrece una serie de recomendaciones prioritarias.
Entre ellas se incluyen la intensificación y ampliación de los esfuerzos para combatir la captura ilegal e insostenible de especies migratorias; el aumento de las acciones para identificar, proteger y gestionar mejor los lugares importantes para las especies migratorias; y la lucha contra la contaminación lumínica, acústica, química y plástica.
Conferencia de las Partes
Los países se disponen a debatir estas recomendaciones, entre otras medidas, en la 14ª Conferencia de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, que comenzó este lunes en Samarcanda, Uzbekistán.
Durante esta semana, los gobiernos, las organizaciones de defensa de la naturaleza y los científicos explorarán formas de avanzar en la aplicación de la Convención.
«Tenemos docenas de temas diferentes sobre políticas para distintos tipos de especies. Hay cuestiones transversales, como la contaminación lumínica», dijo Amy Fraenkel a Noticias ONU antes de la conferencia.
«El cambio climático está en la agenda. Las enfermedades de la fauna silvestre también», añadió.