Miniaturas
Por: Rubén Pérez Anguiano
El presupuesto de Egresos para 2025 prevé un gasto de 9.2 billones de pesos, pero los ingresos se calculan en un rango de 8 billones. Es decir, existe un déficit superior al billón (un millón de millones) de pesos.
El déficit fiscal de 2024, por su parte, se calcula que llegará a 1.8 billones, un 6% del PIB (Producto Interno Bruto), que es el nivel más alto alcanzado en los últimos 36 años.
Algunos aspectos del presupuesto son preocupantes. Por ejemplo:
Las instituciones culturales sufrirán un recorte de más del 30%, lo que impactará necesariamente en becas, programas, cuidado de sitios arqueológicos e infraestructura.
La secretaría de salud recibirá 34 mil millones menos y no puede decirse que en el año que corre administraba abundancia.
Las universidades e institutos de educación superior sufrirán recortes significativos. En el caso de la UNAM y el IPN es posible una rectificación, a juzgar por lo que se calificó como “un error”, pero todas las instancias educativas restantes enfrentarán serias presiones.
Las entidades, por su parte, experimentarán un recorte de 32 mil millones respecto al 2024, lo cual traerá importantes consecuencias en educación, salud, infraestructura y seguridad pública.
En contraste, al devorador de recursos favorito de la administración actual y de la anterior, el Tren Maya, se le otorgarán 40 mil millones adicionales, una cifra estratosférica que seguirá incrementándose año con año. Estos recursos adicionales son necesarios por la mala planeación de la obra, ya que no generará recursos suficientes ni siquiera para su mantenimiento en los años por venir.
Otro rubro que no sufrirá disminución alguna es el de los famosos programas sociales, que serán sostenidos contra viento y marea (por razones clientelares, claro) hasta que todo sea insostenible, mucho más insostenible que el déficit mayor al billón de pesos, una cantidad que tarde o temprano terminaremos pagando todos los mexicanos, sin excepción.
Ojalá esos programas de distribución de recursos en forma de becas o apoyos diversos fueran suficientes para que los beneficiarios pudieran salir de forma definitiva de la pobreza, pero no se aprecia en la experiencia internacional que algo así resulte exitoso, sobre todo sin el concurso de otras variables en el modelo económico.
Lo más preocupante, a mi juico, fue la reacción de la presidenta Sheinbaum frente a la calificación negativa de la consultora Moody’s hacia la economía mexicana. La presidenta afirmó que ese tipo de calificaciones obedecen a un modelo económico del que México ya no forma parte.
El problema es que el modelo en realidad no cambió. Lo que hay en este momento es en esencia el mismo modelo, pero con una cantidad mayor de gasto (o inversión) social y sin cuidado por el equilibrio financiero. Es decir, hay más distribución de recursos, pero sin la previsión necesaria para saber de dónde saldrán esos recursos.
Negar los efectos de una calificación negativa internacional es el camino para negar la realidad y suplantarla con palabras. Nada bueno puede resultar de esa táctica.
Por si fuera poco, ya van dos importantes voces de las instituciones de Canadá, el primer ministro de Ontario y la primera ministra de Alberta, que solicitan que México salga del tratado comercial del norte de América (T-MEC), precisamente por prácticas comerciales indebidas que van en contra de las previsiones establecidas.
En suma, muchas presiones se acumulan y no estamos haciendo algo sensato para enfrentarlas.
Mi temor es que salgan más voces brabuconas (ya las hay), que digan algo así como: “que nos saquen del dichoso tratado, para qué queremos estar allí, no los necesitamos”, pues eso será desastroso.
Recordemos que hace algunos años, en pleno populismo autoritario (el antiguo), el entonces presidente López Portillo salió con un desplante machista similar. Dijo que el precio del petróleo lo fijaba México y que si el mundo quería nuestro petróleo que lo compraran al precio que nosotros dijéramos. Claro, nadie lo compró y las finanzas del país se desplomaron.
Dios nos libre de más necedades así.