Las hembras quisquillosas y exigentes a la hora de elegir pareja cumplen un rol esencial en la naturaleza: mantienen la diversidad de la especie y aseguran su supervivencia.
Una investigación realizada por la Universidad de British Columbia (Canadá) y el Instituto Internacional para Análisis de Sistema Aplicados (Austria) encontró que las hembras exigentes refuerzan a las especies ya que no se cruzan a áreas donde hay machos que no les resultan atractivos.
Las conclusiones fueron publicadas en la revista Nature.
EXIGENCIAS DE LA EVOLUCIÓN
Los investigadores explicaron que, hasta hoy, las teorías sobre diversidad postulaban que los animales mejor adaptados al entorno sobrevivían mientras que los otros se iban extinguiendo. Su nueva postulación afirma que la selección de pareja dentro de una especie puede promover la coexistencia de especies diferentes, como grillos o ranas, que comparten un mismo hábitat.
Leithen M’Gonigle, biólogo que condujo la investigación, afirma que ″nuestro modelo muestra que las especies pueden coexistir en el mismo hábitat si se cumplen dos condiciones. Primero, la distribución de los recursos que usan no deben ser uniformes, para que los grupos de hembras con distintas preferencias para elegir un macho puedan ocupar distintos espacios dentro del mismo hábitat. Segundo, las hembras deben pagar un costo por ser exigentes, a través de la reducción de la supervivencia o fecundidad″.
Sarah Otto, otro de los investigadores, explica que los costos surgen porque las hembras gastan mucha energía para encontrar al macho que les gusta o para evitar a uno que no les agrada. ″Estos costos son cruciales para reforzar las fronteras de las especies, porque evitan que las hembras con una preferencia particular invadan áreas dominadas por machos que no les gustan″, explican los investigadores. {jathumbnail off}