Las marchas

¿QUÉ VIENE?

Por: Sean Osmin Hamud Ruiz

Ayer hubo una serie de marchas de personas que lo que buscaron manifestar es su descontento por estos primeros meses de administración del presidente López Obrador y su muy particular estilo.

Las acciones que no corresponden a las promesas de campaña. Los números que no dan, pues hasta ahora se han conflictuado las fuentes tradicionales de información con “los otros datos” que posee el primer mandatario, claro, sin mencionar ni su fuente ni la cifra. La constante referencia al pasado tortuoso, sin asumirse ya en la responsabilidad que el poder implica. Etcétera.

Hace un par de días leí una columna (Raymundo Riva Palacio) que hizo referencia a la pérdida del teflón que se le reconocía al político. Nada se le pegaba o afectaba a su popularidad. Hoy la realidad le vuelve a dar una lección.

No tengo en la memoria que a tan poco tiempo de haber tomado posesión un presidente, se le manifestaran de esta forma como lo sucedido este domingo. No quiero profundizar en los números, pues seguramente habrá referencias a cantidades muy discordantes. El hecho es que, aún a sabiendas de la compleja personalidad del gobernante, diez personas que hubieran sido, confrontarse de esta manera, sin pseudónimos, sin escudarse en las redes sociales, sin matices en el mensaje, se hayan atrevido. Además de reconocer la valentía, creo que es un termómetro fiel de la desesperación que se está generando en un sector de la sociedad.

Y parafraseando al líder, apuesto doble contra sencillo que hoy en su mañanera, además de desestimar esta marcha, la va a reducir a una manifestación fifi, de esos conservadores neoliberales, que tienen como único propósito desestabilizar su gobierno.

No da señales de asumir que el mandato es de toda la ciudadanía, haya o no votado por él. Ya está siendo alcanzado por lo que realmente está sucediendo. Si realmente quiere un lugar en la historia que le reconozca un valor trascendental como es su sueño, definitivamente tendrá que ajustar su visión y estrategia, para su bien y el de todo el país.

Vuelvo a repetirlo, está muy a tiempo.