A pesar de que el fuego en la agricultura se utiliza para preparar la tierra o para la cosecha en algunos productos difíciles como la caña de azúcar, una quema agropecuaria mal dirigida puede terminar en un incendio forestal.
La Secretaría de Agricultura señala que el uso del fuego en el sector agropecuario representa un riesgo por los daños provocados en la calidad del aire, la pérdida de biodiversidad y empobrecimiento de los suelos de cultivo.
Además, la quema de rastrojo reduce la masa microbiana que aprovecha los nutrientes, empeora la estructura del suelo y la infiltración de agua, haciendo que se pierda la mayoría del nitrógeno y nutrientes de la tierra como fósforo, potasio, calcio y magnesio.
En ese sentido se han presentado alternativas para evitar las quemas agropecuarias que además favorecen la conservación de los suelos y mejoran la producción. Así tenemos que en lugar de quemar la parcela para limpiarla de rastrojo lo podemos incorporar al suelo como cobertura para mantener la humedad.
Es importante que los agricultores sepan que existen procedimientos legales y técnicos que permite el uso del fuego en el sector agrícola, pecuario y forestal, pero debe haber un aviso oportuno a la autoridad municipal. Recuerda que las quemas controladas sólo se justifican por problemas fitosanitarios que no se puedan tratar de otra manera.
Aún más, con el objetivo de reducir estas prácticas, la Secretaría de Agricultura impulsa la iniciativa, #MiParcelaNoSeQuema, en coordinación con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) y de los Gobiernos Estatales que integran la Megalópolis (Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala), así como Chiapas y Guerrero.