Libios encantados con la caída de Muammar Gaddafi celebraron el miércoles el final de la fiesta del Ramadán, a pesar de que el derrocado líder sigue fugado y las fuerzas leales al Gobierno están desafiando un ultimátum fijado por el consejo interino que gobierna el país.
Después del amanecer, los fieles colmaron la Plaza de los Mártires de Trípoli, llamada Plaza Verde en la era de Gaddafi, gritando «Allahu Akbar (Dios es grande), Libia es libre».
Combatientes se ubicaban en los techos de los edificios vigilando posibles ataques de los partidarios de Gaddafi y perros chequeaban vehículos para evitar riesgos. Incluso el ministro del Interior interino, Ahmed Darat, fue registrado.
En medio de un ambiente festivo, los padres tomaban fotos de sus hijos que vestían ropa nueva para la fiesta de Eid al-Fitr, que pone fin al Ramadán, el mes de ayuno musulmán.
«Este Eid es especial. Antes teníamos miedo», dijo Hana Mahdoub, de 28 años. «Ahora sentimos que hay seguridad. Queremos que nuestros hijos celebren con ropa nueva», agregó.
Una opinión similar tuvo Hatem Gureish, un comerciante de Trípoli de 31 años.
«Este es el Eid más hermoso y el día más hermoso en 42 años (…) Hemos venido aquí para expresar nuestra alegría por el final de los 42 años de represión y privaciones», agregó.
Pero la guerra no ha terminado todavía. El paradero de Gaddafi sigue siendo desconocido y sus seguidores desafían un ultimátum fijado por el consejo interino de Libia.
ULTIMATUM SE CUMPLE EL SABADO
La llegada de combatientes desde el este y el oeste a Sirte, la ciudad natal de Gaddafi, se había detenido, observando una tregua efectiva hasta que se cumpla el sábado el plazo límite para que las fuerzas gubernamentales se rindan.
La OTAN dijo que sus aviones bombardearon el martes a fuerzas de Gaddafi cerca de la ciudad costera, que es un bastión del líder libio, en una ofensiva dirigida a tanques y otros vehículos blindados, así como a las instalaciones militares.
También se alcanzaron objetivos en el área de Bani Walid, otro bastión de Gaddafi ubicado a 150 kilómetros al sureste de Trípoli. Combatientes rebeldes dijeron el mismo día que habían avanzado unos 30 kilómetros hacia la desértica ciudad.
La insurgencia libia, que se rebeló contra Gaddafi en febrero, necesita el poder aéreo de la OTAN para poder ganar, pero, dada la infeliz historia colonial del país, se ha mantenido cautelosa ante la intromisión extranjera.
Los líderes interinos del país podrían querer también la ayuda de Naciones Unidas para crear una nueva fuerza policial, pero no ven ningún papel de las fuerzas internacionales de paz o de observadores extranjeros en el futuro del país, dijo un funcionario de la ONU.
«Están muy seriamente interesados en la ayuda (…) para tener la situación de seguridad pública bajo control y gradualmente desarrollar una fuerza de seguridad pública democráticamente responsable», dijo Ian Martin, enviado especial de la ONU para la planificación de Libia tras el conflicto, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
Ansioso de consolidar su poder y reducir las privaciones por seis meses de guerra, el nuevo consejo gobernante logró una inyección de dinero cuando el comité de sanciones de Naciones Unidas liberó 1.550 millones de dólares en notas bancarias bloqueadas en Gran Bretaña en cuentas controladas por Gaddafi.
Francia ha pedido a la comisión descongelar 1.500 millones de euros (2.160 millones de dólares) de activos libios en el país europeo, dijo el miércoles una fuente del Gobierno francés, y añadió que Libia tiene 7.600 millones de euros de activos estacionados en bancos franceses.
Con información de Reuters