Este domingo, La Feria de Todos los Santos de Colima suponía una competencia dura en asistencia para la última función del estreno nacional de El Jardín de los Cerezos, de Antón Chéjov, montada por la Compañía Nacional de Teatro. Sin embargo, a las 18:00 horas, con escasos minutos para que comenzara la función, la gente aún seguía llegando al Teatro Universitario.
Con una adaptación muy fiel de Luis de Tavira, la obra dramática de Chéjov, más una producción escenográfica y de iluminación que pocas veces se puede apreciar en obras teatrales en Colima, el elenco pudo cautivar al público al punto de que los cuatro actos, que en conjunto duran más de tres horas, parecieron más breves de lo pensado.
La genialidad de Antón Chéjov se vio reflejada en sus entrañables personajes, desde el mayordomo Firs (encarnado por Farnesio de Bernal), hasta la aristócrata arruinada Liuba (interpretada por Julieta Egurrola). Ésta última, con su carácter despreocupado, vio cómo poco a poco su única propiedad, que tenía más un valor sentimental que económico, se le fue de las manos sin siquiera poder tomar una decisión para evitarlo.
A través de las actitudes banales de sus personajes, Chéjov profundiza en el tema de las encrucijadas que se presentan en cualquier ser humano, y Tavira logró manifestarlo con esta propuesta.
El cambio de mentalidad social es otro punto tocado en la obra, representado con los personajes de Piotr Trofimov (Luis Lesher) y Semion Epijodov (Héctor Holten), quienes quieren alterar el status quo; el primero con el ideal romántico y libre con que impregna a la hija de Liuba, Ania (Rocío Leal), y el segundo, hijo de un campesino y administrador de la propiedad, que propone soluciones plausibles pero inaceptables para Liuba y su familia, para que ésta, que antes fue su patrona, continúen con la posesión de la propiedad.
Con la inevitable pérdida de la propiedad, los presentes vieron en el último acto el obligado cambio en los personajes, que con sus distintas idiosincrasias asimilan la necesidad de optar por una renovación en sus vidas.
En la representación de El Jardín de los Cerezos, resultó inolvidable la escena final con el anciano mayordomo, que solo, enfermo y encerrado en la propiedad, piensa en su vida desperdiciada y ve su lecho de muerte al momento en que comienza la tala del jardín.
Tras el éxito del estreno nacional que trajo la Compañía Nacional de Teatro a Colima y las dos presentaciones anteriores, realizadas el viernes y sábado, al concluir la función del domingo Luis de Tavira se plantó en el escenario para agradecer a los colimenses su presencia y amabilidad durante el mes que vivieron en el estado. Del mismo modo, hizo del conocimiento de todos los asistentes tres deseos que la Compañía Nacional de Teatro anhela; el primero de ellos es que la Universidad de Colima apoye al teatro brindándole todas las facilidades, como las que a ellos se les dio; el segundo, que la Compañía Nacional siga creciendo y que su trabajo respalde su nombre, y por último deseó regresar a Colima para presentar más obras que la compañía genere.
Para cerrar las tres funciones, Juan Diego Gaytán Rodríguez, director de Extensión Universitaria de la U de C, acompañado por Gilda Glenda Callejas, directora de Arte y Cultura, otorgaron al maestro Luis de Tavira un reconocimiento y una medalla de los setenta años de la Universidad en agradecimiento por la puesta en escena, además de agradecer su presencia para reiterar que las puertas del Teatro Universitario siempre estarán abiertas para obras de esta calidad.