Apuntes de reportero
Por: Edgar Torres
Se le vio nervioso en su intervención, hizo una larga introducción antes de tratar de explicar los aumentos que no son aumentos, para justificar una austeridad que queda en duda, así fue la participación del subsecretario de Administración, Víctor Torrero.
El funcionario cuyo “ajuste” salarial es del 48%, que significa poco más de 28 mil 600 pesos al mes, aclaró que existía un tabulador que no correspondía con la realidad de responsabilidades y obligaciones de los servidores públicos. Sin embargo, desde la narrativa gubernamental se ha insistido en una realidad en la que “no puede haber gobierno rico y pueblo pobre”, una realidad en la que se pidió la comprensión de los trabajadores por el 3% de incremento salarial aprobado para ellos, acorde a la realidad que, dicen, atraviesa la administración.
Evidentemente es difícil de explicar, difícil de aclarar y difícil de convencer que estos “ajustes” (que insiste Torrero no son aumentos) son una medida acorde a los tiempos actuales, a una ciudadanía que enfrenta cada semana nuevos incrementos en los precios de productos de la canasta básica. ¿Cómo explicarle a un policía que un subsecretario merece un ajuste de 17 mil pesos por la “responsabilidad de sus funciones”, mientras que él, un agente estatal merece menos de 100 pesos de incremento?
Basta con observar los comentarios en redes sociales al comunicado oficial para tener una idea de la percepción ciudadana, no hay una sola opinión positiva. Entre las reacciones se lee: “Esa no es justificación para incrementarse sueldos con tal descaro y esconder la mano y enmudecer ante los cuestionamientos”, “Gobernadora aprovechando que anda haciendo sus reajustes, regrésenos el monto que teníamos en nuestras prestaciones y que por años habíamos tenido los maestros de emsad y TBC y que el actual gobierno nos quitó”, “Injustificable. El simple aumento o «ajuste» es una contrariedad. O estás en austeridad o no lo estás”, como estas se leen cien opiniones más al momento de redactar esta columna.
En su exposición, el subsecretario Torrero trató de demostrar que estos ajustes (incrementos), no significan que el gabinete está costando más, dado el “ahorro” proyectado de 300 millones que lograría la administración actual, pero volvemos a lo mismo: ¿La austeridad no aplica entonces para el gabinete?
Sí nos aumentamos…pero poquito
Ya solo faltaba que la gobernadora de Colima ganara más que el presidente. Torrero comparó el sueldo de la mandataria estatal con otros entes públicos, expresando que el rector de la Universidad de Colima, Christian Torres Ortiz, gana más que ella($109,000), que la presidenta de Manzanillo, Griselda Martínez, está solamente a 4 mil pesos del salario de la gobernadora ($84,681) y que los diputados también tienen un sueldo elevado ($109,000), pero cuestionar quién gana más sería una pérdida de tiempo, pues el asunto está en que se formuló un incremento que tuvo que hacerlo público AFMedios y posteriormente el dirigente sindical en lugar de que fuera informado por el Ejecutivo, un incremento que se da en medio de una crisis con una abismal diferencia de sueldos entre burócratas y funcionarios de primer nivel, un incremento que se da en medio de una baja percepción de aprobación del actual gobierno.
En julio de 2015, el entonces gobernador Mario Anguiano, anunció la reducción de su sueldo en 50 por ciento, el de los secretarios, procurador y encargados de organismos descentralizados, reducción del 40 por ciento; directivos en 30 por ciento; mandos medios descuento de 12.5 por ciento. Todo ello como medidas de austeridad. En esa lógica, la actual administración que predica una austeridad republicana, podría continuar ese ejemplo pero sin simulaciones, o bien, haberse incrementado solamente el 3% como al resto de trabajadores bajo la máxima de que no debe existir gobierno rico y pueblo pobre, pues un incremento de 63% envía un mensaje totalmente contrario.
Apuntes extras:
1.- El gobierno estatal dejó pasar demasiado tiempo para salir a dar una aclaración respecto al tema de los incrementos salariales, la gobernadora no fijó una postura, no dio una opinión al respecto, quien sea que le recomiende a la mandataria el silencio y dejar correr el tiempo, le causa más daño que beneficio.
2.- ¿Nadie revisa lo que se publica? En el portal de Gobierno se publicó el comunicado titulado “Gabinete actual cuesta menos que gabinetes anteriores: Subsecretario de Administración”, en el cuerpo de la nota se observan signos de interrogación donde no van. Si se lee a manera de interrogación el contexto resulta interesante.
3.- Hace unos días la cuenta de la gobernadora en Facebook cometió, de nuevo, una pifia. Escribió que con la entrega de libros se “beneficiará a 883 mil 993 alumnos”, cuando en Colima habitan 731 mil 391 de acuerdo al censo 2020 de INEGI. Tal vez quisieron decir que se repartiría esa cantidad de libros, ¡pero se les olvidó que no es un libro por alumno!
Hasta aquí los apuntes de hoy