Diario de Educación
Por: Juan Carlos YÁÑEZ VELAZCO
La semana pasada, en este espacio, les conté que había invitado a los estudiantes de la licenciatura en Pedagogía del sexto semestre grupo C, de la Universidad de Colima, a compartirnos sus reflexiones a partir de la pregunta que titula la columna: Lo que aprendimos con la pandemia.
Aquí va la segunda parte de sus comentarios, mezcla de apuntes pedagógicos, valoraciones personales y hasta dolorosas confesiones. Por eso, y otras razones, sigo creyendo que las autoridades educativas tienen que abrir ojos y oidos para escuchar y observar a los más importantes protagonistas de las escuelas. No es un favor, es un derecho y una obligación.
Brizuela Padilla Jesús Omar
La pandemia nos ha permitido flexibilizar el proceso de enseñanza aprendizaje, desde otro espacio y con mediación tecnología nos obliga a aprender, pero nos da la oportunidad de crear nuevas alternativas y de innovar la forma en que decidimos llevar nuestro ritmo de vida.
Bernardino Cervantes Paulina Guadalupe
En lo personal yo puedo describir a la pandemia como “la situación que me ha quitado todo y me ha enseñado mucho”. Creo que la pandemia me robó mucho, pues yo perdí a mi padre, que ha sido el mayor tesoro que la vida me había dado; perdí la oportunidad de seguir con mis estudios de manera presencial, de realizar mis prácticas en las diferente áreas que pedagogía nos brinda, pero la pandemia me enseñó a valorar a las personas que tengo a mi alrededor, a las clases que los docentes nos proporcionan con mucho amor, al aprendizaje y los momentos felices que nosotros como compañeros podemos compartir, los aprendizajes que adquirimos dentro del aula, por medio de exposiciones, anécdotas e, incluso, por simples charlas que solemos tener antes o después de clase.
Ahora puedo valorar más el esfuerzo de los profesores al planear las clases. La pandemia me ha enseñado a valorar los distintos escenarios de aprendizaje, pues antes disfrutábamos de las clases en el salón, en el patio, en laboratorio, bibliotecas y en estos tiempos todo es en Internet, donde no se disfrutan las clases como antes, donde no nos vemos físicamente, donde, en algunas ocasiones, la mala calidad de conexión nos hace perder el ritmo de la clase.
Cortés Araujo Paola Montserrat
Con la pandemia aprendimos a apreciar realmente la vida, a valorar los pequeños momentos de felicidad y unidad familiar. A saber que lo más importante será siempre la salud, porque sin ella no podemos estar bien. Nos enseñó a conocernos a nosotros mismos más a profundidad y la manera de adaptación que tenemos como seres humanos a los cambios que se nos presentan. A saber que no tenemos seguro nada y puede pasar algo que nos haga volver a empezar o hacer las cosas de manera diferente a como las hacíamos. La escuela también dejó de ser como la conocíamos maestros y alumnos. Tuvimos que ajustarnos a la transformación que sufrimos y adaptar los planes y actividades con ayuda de los medios tecnológicos para llegar a todos los hogares.
Martínez Quintero Nayeli Alejandra
Con la pandemia aprendí que la vida nos puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, por lo tanto, deberíamos vivir cada instante como si fuera el último; agradecer lo que somos, lo que tenemos y demostrarnos amor, mucho amor. En lo personal, el aislamiento social me ayudó a empezar a valorar la compañía y las muestras de cariño que compartía con mi familia y amigos. Extrañar y valorar a mi escuela, a mis maestros, a los compañeros de clase e incluso a las personas que me encontraba por la calle cuando me dirigía a la Facultad de Pedagogía y a quienes amablemente saludaba con un «buenos días», acompañados de una sonrisa; una sonrisa que hoy no se puede ver con el uso del cubrebocas. Además, aprendí a conocerme, aceptarme, tener paciencia y, en cierta parte, no hacer planes a futuro, pues comprendí que la vida es muy incierta, no sabemos lo que nos tiene preparado el destino.
De Niz Velazquez Dania
Con la pandemia aprendimos a ser más empáticos, a ayudar al otro sin esperar nada a cambio, pues todos nos encontramos en el mismo barco que va navegando hacia un futuro incierto, donde no sabemos quién estará mañana. Aprendimos a valorar y extrañar cada uno de los momentos que vivimos en el pasado, a apreciar y reconocer el gran valor de un abrazo, un beso, del estar cara a cara con nuestros compañeros, maestros, amigos, familia y expresarles lo que sentimos, que claramente no es lo mismo hacerlo frente a una pantalla donde todo es más frío.
Aprendimos la gran importancia de trabajar en equipo para lograr metas y aportar nuestro pequeño pero gran valioso granito de arena para seguir avanzando. Y uno de tantos aprendizajes que hemos tenido en esta época de confinamiento es el de reinventarnos, de buscar lo mejor de nosotros, de probar cosas nuevas que nunca nos habíamos animado a hacer por miedo y que hoy, gracias a eso, hemos roto con esa barreras que nos han enseñado a aprender de todo y de todos.
Gutiérrez Flores Blanca Alejandra
Con la pandemia aprendí a valorar a mi familia, el esfuerzo que hacen mis padres para poder continuar con mis estudios, que aunque no haya trabajo buscan la manera para que no me faltara nada; me demostró en realidad quienes son las verdaderas amistades y que la familia siempre será primero, además de crear hábitos buenos a mi rutina, ser una persona más organizada y solidaria con mis vecinos.