Diario de Educación
Por: Juan Carlos Yáñez Velazco
Propuse a los estudiantes del curso “Gestión y administración de la educación superior”, sexto semestre (grupo A) en la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima, que escribiéramos un artículo colectivo. No dudaron y pronto hicieron su aporte.
La idea surgió luego de observar el fragmento de una charla estupenda de José Antonio Fernández Bravo; es simple: uno de ellos, cualquiera, escribe el primer párrafo, luego los otros se suman, escribiendo del párrafo previo o agregando nuevas ideas. Así nació este artículo que, por su extensión, felizmente, dividiré en dos semanas. Al final aparecerán los nombres de los participantes en la grata experiencia.
Lo que nos enseñaron los niños
Los niños me enseñan a ser valiente, a querer y hacer las cosas sin miedo de qué dirán, a imaginar aventuras que sacan de la rutina, a conocer lo hermosa que es la vida, a dar amor y cariño sin esperar nada a cambio, a no juzgar, a comprender la causa de los comportamientos, y que formar parte de un equipo, como la familia, es lo más valioso que tenemos.
La familia es un elemento significativo para el desarrollo de cada uno de nuestros pequeños; ahí aprenden de nuestros buenos y malos ejemplos, es por ello que debemos actuar con acciones edificantes para que no se les dificulte asimilar el obrar con el bien, cuidando la pureza y bondad del infante.
Los niños no tienen prejuicios. Cualquiera puede ser su mejor compañero de juegos, no importa el color, el origen o si la persona tiene alguna discapacidad. Con el tiempo pueden ser crueles, pero eso lo van aprendiendo de los adultos y el medio.
La escuela es su segundo hogar, donde pueden expresarse libremente y desarrollar sus habilidades; en ella el docente se transforma en una figura paternal y guía, va más allá de solo cumplir su trabajo, tiene vocación, que implica paciencia, creatividad, actitud, imaginación y, sobre todo, amor.
Los niños son la base primorial que generan ganas de seguir explorando conocimientos; transmiten paz, alegría y generosidad mediante sus actitudes.
Los niños son alegría, inspiración y ganas de luchar por vivir en un lugar extraordinario donde nadie juzga, donde se puede vivir sin miedos, sin pensamientos negativos y cualquier otra cuestión que nos arruine un gran día. Son motivo de fuerza y esperanza. Observarlos o pasar tiempo con ellos nos hacen recordar, pensar e incluso hasta imaginar un mundo donde todo funciona para bien.
No hay nada más bello que la sencillez de los niños. Todo niño tiene su propio talento, la razón es que no tienen miedo a equivocarse. Los niños nos enseñan que hay nubes verdes y luna amarilla. Los niños son como el amanecer de cada nuevo día, lleno de esperanzas y alegrías.
Ojalá que algún día los adultos optemos por vivir la vida como niños.
Colaboración: Cristina Márquez, Neltzy Rosas, Brenda Meléndez, Katya Peña, Patricia Calvillo, Giselle Torres, Diana Díaz, Karolina Ávila, Jennifer Navarro, Alondra Cazares, María Guadalupe López, Francisco Ramos, Ana González, Montserrat Parra, Nidia Moreno, Martín Moya e Isela Gutiérrez.