LO QUE PUEDE HABER GUARDAR UN PAPEL
Por: Noé GUERRA PIMENTEL
El pasado 29 de enero, en la víspera del establecimiento de la hermandad oficial ya establecida con el municipio de Zapotlán el Grande, Jal., encabezados por el presidente, Riult Rivera, miembros del Ayuntamiento de Colima hicieron camino a Ciudad Guzmán, Jal.
En dicho sentido hice una pesquisa para fundamentar históricamente el propósito, lo que con el auxilio de mi amigo Fernando G. Castolo, pudimos localizar un original que me permití paleografiar y que obra en el Archivo Histórico Municipal “Juan S. Vizcaino” de Zapotlán el Grande, Jal., (Caja 315. Fondo Histórico. Cartas de Colima. 1807-1865), mismo que, como otros testimonios, da fe de las buenas relaciones entre vecinos y autoridades de Zapotlán, Jal., y Colima.
Imaginemos. Era la tarde del 26 de agosto de 1857 cuando en la sobremesa, el gobernador del Estado, Manuel Álvarez, fue súbitamente interrumpido junto con sus comensales, entre otros, Francisco Santa Cruz, Filomeno Bravo y Ramón R. de la Vega, este último, presidente de la primera legislatura local; con la noticia de que los reos se habían amotinado y que, bajo una pertinaz llovizna prolongada desde la madrugada, junto con decenas de prosélitos católicos, al grito de “¡Religión y fueros!” hacían destrozos en las casas del centro alrededor de la plaza, actual jardín de La Libertad.
Hecho ante el que Álvarez, haciendo valer su investidura salió a su encuentro en compañía de sus colaboradores, suponiendo quizá que con su sola presencia sería suficiente, pero no, antes de cualquier cosa, al levantar la diestra sobre la marcha un certero balazo de origen desconocido lo paró para tumbarlo boca abajo en pleno arroyo de agua. Ahí quedó el primer gobernador de Colima, apenas a un mes y una semana de haber tomado posesión; hecho con el que prácticamente daba inicio la Guerra de Reforma definida entre Liberales contra Conservadores, para desangrar al país por más de tres años.
Por papel, me refiero a ese documento descrito arriba, en el que las autoridades provisionales de Colima agradecen al Gobierno de Jalisco, a través del jefe Político de Zapotlán el Grande, Jal., reconociendo su solidaridad al haberles dado seguridad en condiciones extraordinarias como funcionarios de Colima. Copia de cuyo original anexo la imagen con la interpretación citada:
Al margen superior izquierdo: Prefecto del Estado de Colima.
Sírvase este hacer presente al Ciudadano Señor gobernador del estado la gratitud y profundo reconocimiento de los empleados del Estado de Colima, por la hospitalidad que bondadosamente nos ofrece y que de hecho hemos aceptado como un abrigo contra los horrores de la guerra civil que ha caído sobre nosotros con todo el terror, arrebatándonos al hombre más importante que con tanto acierto regía los destinos de nuestro Estado.
Esta ocasión me proporciona la de manifestar a ustedes las sinceras protestas de mi consideración y aprecio.
Dios y libertad. Ciudad Guzmán, Jal., septiembre 3 de 1857. Alejandro Véjar
Francisco de la Madrid.
Srio
Un texto en cuya caligrafía se puede deducir, además del mensaje, el estado de crisis colectiva e individual que se vivía ante las muy difíciles circunstancias por las que la nación entera, Colima y aquellos protagonistas transitaban.
Así, consecuentes con esa tradición histórica, la mañana del pasado 18 de febrero, hará dos meses, los munícipes de Zapotlán El Grande y de Colima, Col., Magali Casillas Contreras y Riult Rivera Gutiérrez, respectivamente; teniendo como sede, marco y telón de fondo las ruinas del jardín de San Francisco de la Ciudad de Colima, acompañados por sus cabildos, realizaron el protocolo de firma de esta alianza de voluntad con la que a nombre de sus municipios se comprometieron con la cooperación mutua, el intercambio cultural, económico, social y político para compartir buenas prácticas de gobierno y encauzar el mejor desarrollo de esta región que por mucho rebasa las fronteras políticas y límites geográficos establecidos.