Los huesos no mienten, ¿lo ves?

Los huesos no mienten, ¿lo ves?

APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essaú LOPVI

Esta semana, en lugar de mi columna habitual, dejo aquí algo distinto. No es un análisis ni un reportaje. Es un grito. Una catarsis.

Después de tantas historias de horror, de hablar con familias destrozadas, de mirar fosas y escuchar nombres que se pierden en expedientes sin justicia, las palabras a veces ya no bastan.

Esta vez, en lugar de escribir artículo de opinión sobre los desaparecidos de Teuchitlán, Jalisco, les dejo este poema que seguro haré canción de rock. Porque cuando el silencio es el juez y el verdugo, los huesos no mienten, ¿lo ves?.

Los huesos no mienten, ¿lo ves?

Huesos rotos bajo el polvo,
gritan nombres que olvidó la voz.
Sombras bailan en el fuego,
quemando el miedo, borrando el sol.

Zapatos sin dueño, mochilas sin rumbo,
rostros perdidos en un pozo sin luz.
Cenizas flotando, historias truncadas,
el eco de un crimen que nunca murió.

Las cenizas nos gritan quién fue.
los huesos no mienten, ¿lo ves?.
El silencio es el juez y el verdugo,
Pero los huesos no mienten, ¿lo ves?.

Promesas de un sueño que nunca llegaron,
el tren del destino los dejó atrás.
En las sombras de un horno olvidado,
el miedo y la muerte se hicieron hogar.

El poder se disfraza de ciego,
la justicia prefiere callar.
Mientras madres excavan la tierra,
la muerte se sigue burlando al pasar.

Las cenizas nos gritan quién fue.
los huesos no mienten, ¿lo ves?.
El silencio es el juez y el verdugo,
Pero los huesos no mienten, ¿lo ves?.

¡Que el miedo no mate el recuerdo!
Que el fuego no borre su voz.
La historia se escribe en cenizas,
pero el alma no arde en calor.

Las cenizas nos gritan quién fue.
los huesos no mienten, ¿lo ves?.
El silencio es el juez y el verdugo,
Pero los huesos no mienten, ¿lo ves?.