Magia de los Caballos

Caballos, límites y toma de conciencia

Por: Tanja Netscher

La manada se encontraba en una de las praderas del rancho. Me había  acercado al lienzo de madera para observarla mejor. Una yegua colorada pastoreaba con mucha serenidad y todo su ser emanaba tranquilidad, transmitiéndome la misma paz. De pronto, se aproximó otra yegua invadiendo su territorio y aún antes de poder identificar el sentimiento de angustia que  se había apoderado de mí, la yegua colorada ya había expulsado a la intrusa. Sin necesidad de palabras. Sin violencia. En un abrir y cerrar de ojos.

Tomar conciencia de sus emociones es el primer paso hacia el autocontrol y la salud emocional. El aprendizaje que me ha dado mi manada  es impresionante y una de las enseñanzas más importantes ha sido sobre los límites: reconocer en primera instancia que nunca tuve la habilidad de proteger mi espacio vital, distinguir cuando alguien (o yo misma) traspasaba  mis límites y sobre todo, aprender a confiar en mi juicio e intuición y tener la seguridad y la asertividad necesarias para responder de manera adecuada ante una situación que me ponía en riesgo físicamente, mentalmente o emocionalmente. Era siempre más fácil culpar a los demás y esperar a que ellos hicieran algún cambio, lo que difícilmente iba a suceder.  Y mientras no tomaba conciencia de ello, mi enojo y mi frustración se volvían cada vez más incontrolables (dañando muchas veces a mis seres más queridos y llenándome posteriormente con sentimientos de culpa y de remordimiento), reflejando así mi propia incapacidad de poner un alto a los abusos y a las injusticias que ocurrían a mi persona o a los demás.

Observar a los caballos ha sido clave para entender todo esto. Los equinos son animales de presa y han desarrollado un sistema de comunicación muy sofisticado basado sobre el lenguaje no verbal. Aparte de su sensibilidad que les ayuda a presentir las intenciones de sus semejantes y de los depredadores, tienen otra habilidad que les ha permitido sobrevivir a lo largo de su existencia y es la que utilizamos para lograr el autoconocimiento: la congruencia de sus actos con sus emociones. Ningún caballo  está dispuesto a cooperar con una persona incongruente porque significa para él que está ante una situación de peligro. Estar a solas en un corral con caballos en libertad…. ahí es donde  empieza y reside la magia equina. Soltamos, tarde o temprano, nuestro caparazón. Es así de sencillo. Y cuando dejamos surgir nuestra verdadera naturaleza y nuestro verdadero yo -no lo que nos han dictado la sociedad, la familia o los amigos-  es cuando empezamos a tomar conciencia de lo que hacemos, cómo y cuando lo hacemos y porque lo hacemos… y podemos cambiar.

Las sesiones de aprendizaje con caballos y el impacto que han tenido sobre mis clientes y mi propia experiencia con los equinos me han ayudado a entender que el nivel de conciencia en el cual nos encontramos es la clave para crear nuestro mundo, nuestro entorno  y nuestra realidad. Lo que vivimos es el fiel reflejo de lo que pensamos y por ello nos suceden a menudo eventos dolorosos (accidentes, abusos…) o nos encontramos en situaciones negativas repetitivas (relaciones inadecuadas, malas decisiones, etc.). Sí no nos gusta nuestra vida entonces adentrémonos en lo más profundo de nuestro ser, para que los caballos con su sabiduría milenaria nos reflejen también, a su manera, el porqué de nuestras actitudes y acciones. Y dejemos que nuestro ser dicte nuestras acciones de acuerdo a lo que aspiramos y no a lo que nos han enseñado, pedido u obligado a hacer.

Miro a mi  manada. Se encuentra en calma,  pastoreando, arraigada al momento presente y respondiendo con asertividad a los eventos externos puntuales que interrumpen su armonía. Su mundo está lleno de paz y de dicha. Un modelo a seguir. ¿Qué esperamos nosotros para fluir con la vida?

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