1. Mantén la presión de los neumáticos en el nivel recomendado (verifícalos cada dos semanas), y reemplázalos cuando aparezcan las barras de desgaste en las acanaladuras de la banda de rodamiento.
2. Enciende las luces. Es muy importante ver y ser visto cuando llueve. Si la lluvia es muy intensa, encienda las luces de niebla delanteras y traseras.
3. Reemplaza los limpia parabrisas cada año, y aplica a tus ventanas un producto que dispersa la lluvia para asegurarse la mejor visibilidad posible.
4. Extrema precauciones con respecto a los demás conductores. Cifras de aseguradoras señalan que los accidentes automovilísticos cuando llueve, se triplican.
5. Revisa el depósito del líquido limpiaparabrisas. Rellénalo con líquido especial.
6. Las primeras gotas, mezcladas con el polvo y la grasa de la calzada, convertirán el pavimento en una superficie deslizante, mantente atento desde el mismo instante en que llueva.
7. El cambio de temperatura interior/exterior empaña los cristales. Utiliza la recirculación del aire acondicionado con aire frío y la mitad caliente.
8. No realices movimientos bruscos. La lluvia y la niebla reducen la adherencia de los neumáticos hasta en un 50% sobre el asfalto, lo que implica más posibilidades de perder el control del vehículo ante cualquier situación no esperada.
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