La mantis religiosa, llamada así por sus prominentes patas delanteras que se pliegan en un gesto supino que sugiere un acto de oración, suele mostrarse serena. Podría pensarse en ellas como insectos dóciles, que se mueven lentamente y mordisquean plantas, pero nada más lejos de la realidad.
Lo cierto es que la mantis religiosa es un depredador de emboscada; un carnívoro con movimientos de artes marciales y gusto por la carne viva y coleando.
La mantis religiosa puede cazar ratones, mariposas, grillos, saltamontes, lagartijas, pinzones, serpientes de coral, cebras, ranas… y, en ocasiones, tras el apareamiento, la hembra, de mayor tamaño, se come al macho. Cuando capturan pájaros, se comen directamente el cerebro.
*Información: Muy interesante