MANZANILLO, LOS AVANCES

TAREA PUBLICA
(La crítica interesada  destruye prestigios bien ganados, envenena la vida pública y no construye ciudadanía)
Por: Carlos OROZCO GALEANA

Aunque no vivo en Manzanillo, percibo que un gran porcentaje de sus habitantes presencia un esfuerzo continuo  y  calificado positivamente  de la presidenta municipal Griselda Martínez, quien llegó al cargo  siendo una incógnita  abanderada por un partido que se posicionó fuerte para romper el binomio en el poder del Pri y el Pan, que se lo turnaban sabrosamente los últimos tiempos.

Ha transcurrido cuatro años desde esa irrupción de Morena en el poder pues GM fue reelecta para gobernar  otros tres años a los manzanillenses. Y a pesar de que en el primer trienio no fueron escasos los desencuentros por la rispidez política que le caracterizó y que ha reducido inteligentemente, ha sabido modificar sus posturas y mostrado un aceptable nivel de respeto por quienes no son de Morena ni son aliados suyos que, dicho sea de paso, son mayoría.

Es obvio que GM ha tenido que enfrentar críticas constantes de sus opositores, todo político los tiene y debe enfrentarlos con respeto, inteligencia y educación. Si son personas públicas, como ella, tienen que aceptar las críticas aunque sean deshonestas, “comer vidrios sin cortarse la lengua o la boca”. Con todo y los riesgos que implica, los políticos  quieren que se hable de ellos aunque sea mal. Quieren  estar siempre en el centro de la atención y ser reconocidos, para lo cual gastan fuertes sumas de dinero en asesores de imagen y de comunicación  que, regularmente, no hacen las cosas bien. Muchos de esos personajes, dizque “asesores de imagen”,  ni siquiera hacen el intento en relacionarse con quienes ejercen la crítica y le tunden a sus jefes. Es evidente que no saben el oficio, que son charlatanes, presupuestívoros. Para cobrar en las nóminas oficiales, ni quien les gane.

Esos terrenos, los de la opinión pública, son por los que transita diariamente la alcaldesa Martínez cuya apuesta principal es, como lo ha dicho,  dignificar el ejercicio del poder haciendo las cosas lo mejor posible, lo cual la llevaría quizás a  ocupar luego  una posición en el Senado para la siguiente elección, aunque la labor  no será un paseo ya que hay otros tiradores muy fuertes para esa posición que pueden ser palomeados por Amlo.

Al margen de esas aspiraciones, GM se presentaría ante  sus conciudadanos como una servidora que honró compromisos, que asignó  recursos para resolver problemas sociales cruciales gracias al “cumplimiento de las obligaciones fiscales de sus gobernados que entregaron su confianza a su administración.”

Lo que es bueno destacar ha sido la gestión por vía aparte que ha seguido ante instancias federales para lograr apoyos, ya que no ha tenido interés ( ni tampoco la contraparte ) en marchar de la mano del gobierno estatal, en lo que fue y es su apuesta política más temeraria. Pero juega  contra sus intereses   fu futuro un deterioro de los servicios públicos,   agravado por el temporal lluvioso y por falta de inversiones debido a carencias presupuestales. Es notorio que faltan más recursos al Ayuntamiento para hacer obras, que siempre son escasos.

Alguien por ahí, un buen amigo, comentó en redes que yo no debería opinar sobre Manzanillo porque no vivo allí. Con todo respeto le comento que soy un ciudadano con derecho  para opinar sobre cualquier aspecto de nuestra realidad, siempre y cuando no lesione a terceros.  Hecha esta aclaración, digo que estoy al margen de cualquier ideología o movimiento o interés  que involucre la participación o la presencia de la alcaldesa a quien por cierto no tengo el gusto de conocer.

A modo de explicación, observo que los medios de comunicación han reflejado aspectos de su quehacer y que de lo informado se revela  que ha trabajado en forma distinta a gobiernos anteriores pues si no fuera así no hubiera sido reelecta. Según dijo ella, en el cuarto año de labores, entregó 300 obras  con una inversión de 300 millones de pesos “ con recursos de los manzanillenses ya que se acabaron las simulaciones. Ya no hay moches por otorgar obras ni aviadores que cobraban sin trabajar”( Diario de Colima, 17 octubre).

Me parece que uno de los aspectos que ha trabajado GM es la cercanía con la gente, con las comunidades donde siempre falta la acción oficial. Esta es una decisión muy valiosa que repercute en sus niveles de aceptación.   Griselda no se esconde de sus gobernados, los escucha, atiende y resuelve sus asuntos. Eso se traduce en votos.

Por supuesto que no desconozco   que un alcalde o una presidenta municipal está sujeto a la crítica, que está en un aparador, que es observado sobre lo que hace o deja de hacer y que está sujeto a la crítica más despiadada, más interesada, de facción, la más venenosa, la que no busca construir ciudadanía sino destruir prestigios.

Es  en esa situación cuando  los gobernantes deben mostrar temple. En política el que se enoja pierde.  Han de mostrar respeto por sus adversarios, reconocerlos en lo que son: personas de buena fe que quizás busquen mejorías sociales y no solo el poder o el fastidio del oponente.

En síntesis, asistimos en Manzanillo a un ejercicio político que da de que hablar o escribir. Eso es bueno. En el debate de los asuntos públicos, crecen las posibilidades de seguir avanzando  si todos aportamos nuestras opiniones de buena fe, con ánimo constructivo. Nada es más fatal que una comunidad silenciosa e indiferente.