MARIO, EL REGRESO

TAREA PÚBLICA

(En horas bajas, el Pri, requiere voluntades que miren hacia a su recuperación y cumplir su papel de  oposición responsable).

 Por: Carlos Orozco Galeana

En un Colima donde políticamente no ocurre nada importante por largos períodos, salvo las acciones cotidianas, funestas, de la inseguridad reinante, cualquier hecho por minúsculo que sea llama la atención.

Eso pasa con  la correría en la escena política del exgobernador Mario Anguiano Moreno, quien aparece en redes con un grupo de personas afines que le acompañaron en su sexenio y aún con Mely Romero, la excandidata al gobierno de Colima víctima en primer término de los resultados pésimos de un gobierno nefasto que le impidió alcanzar su aspiración. Sigo pensando que ella es, sin embargo, la carta mejor del priísmo para una resurrección posterior.

Mario demuestra con su presencia que en política no hay cadáveres, que más tarde o temprano las personas con interés y sensibilidad de hacer algo por los demás se ponen el mono de trabajo  y retoman compromisos que en un momento interrumpieron. Ha superado, ni duda cabe, momentos difíciles para él luego de haberse difuminado su responsabilidad probable respecto a un crédito gubernamental que no le tocó ejercer.

En efecto, Mario tuvo que sortear jurídicamente la controversia de un famoso crédito y demostrar que no se echó un centavo a su bolsa y es por eso que hoy se atreve a darle continuidad a sus inquietudes políticas. De hecho, su presencia creciente en algunos actos está sacudiendo al príismo amodorrado que no aparece por ninguna parte salvo para lamerse las heridas por  derrotas sufridas en  el pasado reciente. No será un camino fácil para él, pero si consideramos que el priísmo de hoy  corre  como gallina sin cabeza, entonces sí que el movimiento de Mario tiene oportunidad de acoplarse a los intereses de  la comunidad e intentar algunas acciones positivas.

Estas  líneas las escribo atendiendo la opinión de mi compañero en redes,  Rogelio Guedea, quien ve a la oposición “desorientada, desbarrancada, sin que  pueda corregirle la plana  o al menos dialogar con la narrativa oficial,  por lo que considera positivo aglutinar liderazgos  de diferente cepa para trabajar en un proyecto común”.

Los políticos jamás se  reúnen para ir a misa o para rezarle a un santo, están lejos de eso, si algo los unifica es   el gusto por  el poder.  Sería ingenuo de mi parte considerar que la reaparición del anguianismo  no es un mensaje en serio de que va por todas las canicas para el 2024. Y es que   advirtió que hay un grupo dominante en el Pri que claramente está a la baja,  que no ha ganado   créditos  y  no inspira a la mayoría priísta para comenzar una etapa de trabajo que lleve a su recuperación.

Por ello, para el príismo es una bocanada de oxígeno la organización de una corriente interna fuerte que busque su resurgimiento, rescatar su presencia acostumbrada. Un Pri que recupere la credibilidad, que luche por la justicia y el bienestar de todos, que no se interese solo por el poder y evite  los instintos caciquiles y   la presencia, dentro del anguianismo y de todos los grupos, de personajes indeseables ( todo Colima los conoce ) que dañaron con sus ambiciones el buen nombre que  ha distinguido a Mario en su transitar por la administración pública. Si esos personajes tan mal queridos se hicieran los “aparecidos”, cosa que podría suceder, tal movimiento no llegará lejos.

Colima es una entidad rica en recursos naturales y con una posición geográfica envidiable, magnífica para el desarrollo comercial, turístico y económico en general, pero debe contar con  una sociedad políticamente bien organizada, con liderazgos firmes y reconocidos, con partidos  fuertes, propositivos, que aporten ideas e iniciativas   y, en la gobernación, a personas ejecutivas, que no se asusten con los problemas y tomen decisiones a tiempo y en forma conveniente. Y el objetivo más claro no puede ser otro que la  unidad, una unidad que permita el funcionamiento óptimo de la estructura de gobierno que se base en el respeto mutuo entre los actores políticos y sociales que hacen posible la estabilidad y el desarrollo.  Y que genere la confianza necesaria.

La mejor combinación posible en política es la armonización de las relaciones entre el poder y los grupos y entre estos, para que una entidad progrese. Las divisiones originadas por ideologías o celos políticos,  entorpecen y hacen imposible la buena vida comunitaria.

Hay en el universo literario, de la política, numerosos ejemplos de líderes que supieron estar a la altura de sus compromisos aun a costa de corrientes partidistas mayoritarias, como Frederick de Klerk en Sudáfrica,  por lo que no me queda duda de que para abanderar cambios en las sociedades grandes o pequeñas se requiere valor, convicciones profundas, audacia, una participación  social organizada  y una gran capacidad de comunicación, y fortalecer el estado de derecho. Sin aplicación de las leyes, todo queda en sueños guajiros.

Porque los liderazgos auténticos,  se forjan al visualizar y practicar  la verdad y a la justicia  como el bálsamo que unifica y aleja los fantasmas del rencor y  la desunión.

Los aspirantes a líderes deben tenerlo muy presente.