El 2012 marca un año importante para el mundo del comic, pues el robot gigante Mazinger Z cumple 40 años.
El gigante Mazinger Z es autoría de Go Nagai.
Mazinger Z llenó los sueños y los juegos de muchos niños de los setenta a raíz de la serie de animación.
El comic se publicó por primera vez el 12 de septiembre de 1972 en el número 42 del semanario Shōnen Jump editado por Shueisha de la editorial Shueisha, consolidando su publicación semanal, hasta el número número #35 del año 1973.
Mazinger Z se estrenó en el canal Fuji Tv el 3 de diciembre de 1972.
Go Nagai, escritor y dibujante de cómics japoneses concibió a Mazinger Z como una máquina capaz de hacer un bien o un mal supremo, según las manos en donde se encontrara.
Mazinger Z está construido con la poderosa Aleación Z, un material muy resistente que lo vuelve invulnerable a los ataques convencionales. Desafortunadamente sus enemigos no lo son, y sólo el valiente Koji, un joven que desea vengar la muerte de su padre (quien construyó a Mazinger) es capaz de pilotearlo a pesar de los riesgos que conlleva.
Y es que uno de los adelantos que presentaba la serie en su momento es que el tripulante de la máquina sufría dentro del robot. Si Mazinger era impactado, golpeado, o electrocutado, todo eso haría mella en Koji, quien debía arreglárselas para derrotar episodio tras epidosio a los cada vez más violentos robots enviados por el Doctor Hell y su subordinado, el Barón Ashler, un individuo mitad hombre, mitad mujer.
El drama, la tensión y la acción eran los elementos más destacados de la serie que tenía como agregado una enorme carga de violencia, lo que la haría en estos tiempos dominados por Bob Esponja y Pucca una pesadilla para los padres. Sin embargo, el éxito que cosechó Mazinger Z en televisión no sólo ayudó a que se crearán más series derivadas de este robot, sino que surgió toda una legión de “héroes robóticos” que estaban influenciados por el personaje creado por Go Nagai.
La serie original de Mazinger se transmitió en Japón de 1972 a 1974 y constó de 92 episodios, batiendo récords de audiencia en el país del Sol naciente y obligando a los productores a crear más series. Es así como nace en 1974 Gran Mazinger, segunda parte de la caricatura donde el héroe que pilotea al robot es otro y los peligros aumentan.
La base de fanáticos se mantuvo fiel al concepto y por años solicitaron nuevos episodios, hasta que en 2002 se presentó Mazinkaizer, una secuela de la historia que provocó furor entre los seguidores por la mezcla de elementos nostálgicos y nuevos personajes.
El rotundo éxito del gigantesco robot japonés ha provocado que los planes de realizar una película del personaje se hayan reactivado, pero debido a la crisis que golpea a la economía mundial, estos no se han podido concretar, aunque tampoco están en el olvido. El mito del robot indestructible sigue vivo, aguardando el momento adecuado para despertar.
Mazinger Z contaba con un arsenal para enfrentar a sus oponentes. La mayoría de las armas siguen siendo parte de la ficción, pero otras se han hecho realidad, como los rayos láser como arma militar o los misiles de gran tamaño.
Rayos láser: Ubicados en los ojos de Mazinger, pueden derretir metales con su poder al máximo.
Rayos fotónicos: Se encuentran en el pecho. Su calor derrite cualquier cosa y han sacado de apuros en varias ocasiones al robot.
Vientos huracanados: La boca del robot desprende ventiscas con la potencia de un ciclón.
Puños atómicos: Los antebrazos pueden atravesar al enemigo al ser lanzados por Mazinger, pues se impulsan por propulsores. Como si se trataran de boomerangs, regresan a su posición tras el ataque.
Proyectil: El arma secreta de Mazinger estaba en su “estómago”, que se abría para lanzar un gigantesco proyectil de potencia atómica.
Scrander: Las alas de este robot son extremadamente filosas, y pueden cortar a sus adversarios si se acercan demasiado.
Mazinger fue pionero en esa combinación, luego mil veces copiada: la de un robot gigante dirigido por un hombre desde su interior. Estos robots ‘mecha’ siguieron ejerciendo influencia a otras sagas como Gundam o Evangelion.
Aunque Nagoi es el padre de muchos personajes, Devilman, Violence Jack o Getter Robo, y de otros títulos de series de marcada carga erótica, con Mazinger, que apareció en 1972, supo enseguida que sería una obra que provocaría la reacción de los lectores, aunque pensó que se limitaría al mercado japonés.
Sin embargo, la serie de animación que se produjo a los pocos meses y que él mismo supervisó, se convirtió en un fenómeno tanto en su país de origen como en el resto del mundo.
‘Nunca pensé que llegaría a tener la influencia que ha tenido en Europa ‘, señala este autor que desde adolescente soñaba con convertir a un robot en protagonista de un manga, como el Astroboy que tanto le había influido y porque ‘en Japón los robots están muy presentes porque reflejan el futuro’.
La serie recibió algunas críticas por su violencia, considerada entonces poco apropiada para el público infantil, de hecho en aquella España de los 70 sólo se emitió un tercio de los 92 capítulos. Pero para Nagai, se trata únicamente de una lucha entre bestias mecánicas, entre el bien y el mal.
‘No son seres humanos los que se pelean, sino robots. Es una lucha que tiene sentido en el marco de la historia y lo más importante: los robots se pelean para hacer realidad el sueño de un niño. Mazinger no anima a luchar, sino que enseña a los chicos que cuando se hagan mayores tendrán que hacerlo, no con violencia, pero deberán combatir en el mundo de los mayores’, afirma.
No obstante, subraya que Mazinger no estaba diseñado como una simple arma. ‘Mazinger tiene una relación profunda con su piloto: Koji recibe el impacto de los golpes cuando los robots se enfrentan, pero a la vez Mazinger padece el dolor, es un robot muy humano hasta el punto que cuando le golpean o le dañan sale líquido como si fuera sangre’, explica
El éxito fue tan enorme que el propio patrocinador (encargado del ‘merchandising’ que abarrotó el mercado de muñequitos, cromos, revistas…) fue quien curiosamente pidió a Nagai en 1974 que acabara con la serie y creara una secuela Great Mazinger, para poder sacar nuevos productos.
‘Yo hubiera continuado con el original más tiempo, pero el patrocinador tenía mucha fuerza’, reconoce este autor que, a sus 68 años, sigue trabajando de forma ‘relajada’ unas cinco o seis horas diarias de media.
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