ESPUMA DE MAR
Por: Mariana Lizette PÉREZ OCHOA
México evita, momentáneamente, una guerra comercial y arancelaria contra Estados Unidos.
La presidenta de México y el presidente de Estados Unidos anunciaron un aplazamiento de los aranceles del 25% que estaban programados para entrar en vigor en los próximos días sobre productos mexicanos. Este acuerdo representa una victoria diplomática significativa para México, que, a pesar de las presiones e intimidaciones, logró evitar un shock económico de gran magnitud. De haberse aplicado estas tarifas, tanto México como Estados Unidos habrían sufrido consecuencias severas: una guerra arancelaria con repercusiones inmediatas en el comercio bilateral, una desaceleración del crecimiento y un aumento de la inflación en el país vecino. En un movimiento estratégico, Canadá también decidió sumarse a las negociaciones, reconociendo la importancia de mantener la estabilidad económica en la región.
El gobierno mexicano consiguió la prórroga de los aranceles al comprometerse a reforzar el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera, con 10,000 efectivos destinados a frenar el tráfico de fentanilo y otras drogas hacia Estados Unidos. Este enfoque refleja el papel crucial que ha adquirido la seguridad transfronteriza en la agenda bilateral. Por su parte, Canadá enfrentó mayores dificultades para llegar a un acuerdo similar, pero finalmente obtuvo la prórroga a cambio de implementar un paquete de seguridad fronteriza más amplio. Este plan incluye el nombramiento de un «zar del fentanilo» y una serie de iniciativas previamente anunciadas que buscan atender la crisis de opioides que afecta a Norteamérica.
El periodo de incertidumbre previo al acuerdo generó inestabilidad en los mercados nacionales e internacionales, así como en diversas industrias. Sin embargo, diversas autoridades y analistas han elogiado la postura de la presidenta de México durante las negociaciones. Su intervención no sólo permitió alcanzar un acuerdo pragmático, sino que también puso sobre la mesa un tema fundamental que a menudo se omite en el discurso estadounidense: el tráfico ilegal de armas desde Estados Unidos hacia México. Además, condenó enérgicamente las declaraciones discriminatorias dirigidas contra las personas migrantes mexicanas, evidenciando un compromiso con la defensa de los derechos humanos y la dignidad de la comunidad migrante.
Lejos de ceder a la presión, el gobierno mexicano ha demostrado que puede responder con firmeza, preparación y dignidad ante amenazas que buscan doblegar su soberanía. La negociación exitosa de este acuerdo sugiere que México ha aprendido a jugar un papel más activo en la diplomacia comercial y de seguridad, sin dejar de lado la defensa de sus intereses nacionales.
El desafío no termina aquí. Si bien se ha logrado evitar un golpe inmediato, el problema de fondo sigue latente. La presión arancelaria puede resurgir en el futuro, y México deberá seguir consolidando su estrategia para afrontar estas amenazas con una postura clara, basada en la cooperación, pero sin perder de vista la defensa de su soberanía y sus principios.