Todos los países tienen una responsabilidad en el combate contra la delincuencia organizada, cuyo poder se sustenta en los recursos que generan actividades como el narcotráfico y en su acceso a las armas, afirmó este lunes la canciller mexicana, Patricia Espinosa.
Durante una ceremonia por el 66 aniversario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el sureño estado de Oaxaca, la funcionaria señaló ante los embajadores de 64 países y 14 representantes de organismos mundiales que el crimen es una de las principales amenazas que enfrenta el planeta actualmente, junto con la hambruna, el cambio climático o los desastres naturales.
“El poder de la delincuencia organizada transnacional está relacionado con dos factores: por una parte, las rentas exorbitantes derivadas del narcotráfico y otras actividades ilícitas, y por otra, la capacidad de acceder al mercado de armas”, dijo la canciller.
“Todos los países debemos asumir la responsabilidad que nos corresponda, independientemente que se trate de países productores, en tránsito o consumidores de drogas. (…) Necesitamos desarrollar mecanismos internacionales que permitan regular de mejor manera la venta y el trasiego de las armas”, agregó.
Desde diciembre de 2006, poco después de que Felipe Calderón asumiera la Presidencia, el gobierno de México lanzó una serie de operativos contra la delincuencia organizada en varios estados del país.
Uno de los componentes de esa estrategia es la exigencia de las autoridades mexicanas para que Estados Unidos frene el tráfico de armamento desde su territorio —bajo el argumento de que esas armas llegan hasta criminales mexicanos—, así como el impulso a un plan regional anticrimen.
Acompañada del coordinador del Sistema de Naciones Unidas en México, Magdy Martínez-Solimán, Espinosa aseguró que la ONU es el “foro idóneo” para que la comunidad internacional acuerde acciones contra el tráfico de armas.
La canciller llamó a que la ONU mantenga el análisis, la discusión y las negociaciones para aprobar el Tratado Internacional sobre el Comercio de armas, para “dar mayor transparencia a las transferencias de armas y evitar su desvío hacia actividades ilícitas o prohibidas por las normas internacionales”.
El secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, reconoció este mes que las policías de México son “rebasadas” por los grupos del crimen organizado porque éstos tienen mayor capacidad de fuego.
La estrategia anticrimen mexicana está sustentada fundamentalmente en el apoyo del Ejército y la Marina, aunque algunos ciudadanos y organizaciones civiles creen que esa medida ha contribuido al aumento de la violencia.
“(La delincuencia) es un desafío global y, como tal, tenemos que presentar un frente común. Ante el crimen organizado tenemos que cerrar filas y responder como estados organizados”, dijo Espinosa, quien pidió reformar el Consejo de Seguridad de la ONU para preservar la “credibilidad” del organismo.
Martínez-Solimán entregó a Espinosa y al gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, un reconocimiento de las Naciones Unidas. La canciller fue galardonada por su labor como mediadora en la pasada cumbre sobre cambio climático de Cancún (COP 16) y Cué por “su dedicación al desarrollo humano del pueblo oaxaqueño y su compromiso con la cooperación multilateral”.
Con información de CNN