Manzanillo. Todos sabemos lo que el fútbol es capaz de infringir en los aficionados más radicales y leales del mundo, generando sentimientos y experiencias indescriptibles para muchos que serán recordadas por el resto de sus vidas entre los suyos. Para México, y también para toda la región hispana el deporte del balompié no es solo un juego más de los muchos que hay, y solo tenemos que remontarnos a su fase más espectacular para entender la esencia y el significado de estas palabras.
Se vivía la primer Jornada de la Copa Mundial de la FIFA en Rusia durante mitades de junio y Alemania la campeona del mundo abría su participación ante la selección Tri en el grupo F de la competición. Las expectativas eran reservadas, solo para pocos el conjunto del profesor Juan Carlos Osorio era capaz de competirle a la mejor selección de todas y de quienes aspiraban a una repetición de lo acontecido en Brasil cuatro años atrás.
Iniciaba el encuentro más visto de la primera fase y el país norteamericano entró en una disputa plena con el destino y el pensamiento general fue de maravilla; sus elegidos no solo eran capaces de jugarle bien a los teutones, sino que además proponían su juego y lo manifestaban. Entre tantas oportunidades apareció una contra perfecta, de esas que no tienen errores de pases ni movimiento mal calculado, donde el balón terminó a los pies de Hirving “Chucky” Lozano en el área y que logró definir al palo de Neuer y marcar el primer y único tanto del partido.
Pero el verdadero acontecimiento comenzó unos segundos después en una plaza llamada El Zócalo a muchísimos kilómetros del estadio, pues resulta ser que los aficionados del país anotador generaron un hecho curioso y muy anecdótico en la historia del fútbol, incitando por su celebración en la Ciudad de México a crear un mini terremoto a partir de los saltos de alegría al ver una pelota colarse entre los tres palos.
Un dato no menor, si consideramos el fútbol como el deporte local que más se practica, que más se ve y en donde la afición, así como los periodistas colmaron de críticas al seleccionado antes de partir a la máxima competición, por malos resultados en la preparación entre otras refutaciones.
Terminaba el partido y México ponía la primera sorpresa del Mundial al ver cómo su equipo derrotaba en su debut a la Alemania espectacular de Joachim Low, siendo la primera vez en la historia del país latino en conseguir la hazaña de triunfo ante la campeona actual del deporte más bonito del mundo.
Volviendo al país ganador, esta vez no solo fue una plaza la que se llenó de festejos, sino que todas las regiones se sumaron al logro monumental. Por primera vez las críticas acallaron y el sentimiento prevaleció sobre todo lo demás, teniendo de por medio el terremoto registrado por el SIMMSA en la capital y que para muchos solo será el mejor recuerdo que le pudo haber ocurrido a ese país durante esta edición mundialista, pues su equipo se vino a menos en los siguientes encuentros. Sin embargo, el sentimiento vivido en esa nación nunca será olvidado para sus participantes.