Jesús Herrera / NOROESTE Sinaloa.- La esencia “patasalada” quedó plasmada en el primer desfile de Carnaval, que de acuerdo con las autoridades estatales, reunió a unas 500 mil personas a lo largo de la ruta del paseo costero.
Venados y jaguares custodiaron a las reinas, y a miles les sorprendieron las carrozas luminosas con sus payasos, trapecistas, y peces vela que convirtieron al malecón en todo un “circo”, este pasado domingo.
Los mazatlecos se entregaron como saben hacerlo: bailaron, convivieron en familia, y vibraron al paso de 30 carrozas, la mayoría pequeñas, pero vistosas, todas con detalles del puerto, con aquello que los identifica. Fue como un desfile hecho para ellos.
La Avenida del Mar lució abarrotada, entregada, donde turistas y locales compartieron esa alegría.
El desfile comenzó a tiempo, las avanzadas y comparsas salieron después de las 17:00 horas del Monumento al Pescador, repartieron dulces y pusieron a bailar a miles.
La emoción apenas comenzaba, era más bien la curiosidad de ver las carrozas reales, a las reinas y sus vestidos. Y fue Alexa I la que apareció primero en un vaporoso vestido rojo, arriba de una carroza que mostró la esencia de Mazatlán: El faro, rodeado de venados y el mar azul.
Ella avanzó en la carroza más alta, le siguió Sofía I, la Reina de los Juegos Florales, criticada por su sencillo vestido, a pesar de eso lo lució majestuosa arriba de una carroza custodiada por jaguares.
Destacaron también los mangos, como un elemento transformador de la Tierra.
Los mazatlecos y turistas no podían esperar menos de su fiesta, aplaudieron sin parar, vibraron al ver a sus reinas. El desfile apenas iba a la mitad.
Atrás apareció Gretel, la Reina Infantil, una de las concursantes con más votos en la historia de los carnavales. La pequeña entró al malecón arriba de un pez vela, en una carroza con estrellas de mar y conchas incrustadas, lo tradicional de un puerto.
En este desfile los asistentes encontraron un malecón reducido, con banquetas amplias y menos espacio central, debido a las remodelaciones, por eso los comerciantes no tuvieron permiso de “subir”, todos se postraron en las salidas, así permitieron el flujo.
El desfile no quedó a deber, miles de espectadores lo admiraron desde hoteles, en gradas rentadas, arriba de bardas o amontonados en las banquetas, todos aplaudieron el paso de cada carroza, de las comparsas, y de las reinas homenajeadas.
Fue César Tulio, el Rey de la Alegría, el que cerró el desfile; él salió en un barco camaronero gigante, representó la actividad de Mazatlán, aunque su carroza lució con poca luz, los aplausos no le faltaron, las sonrisas y los piropos.
Con información del Periódico Noroeste