Mucho gusto ser amigo

EN PALABRAS LLANES
Por: Alberto LLANES

Para Salvador Velazco y, sobre todo, para Jaime Velasco, sin uno, no hubiera podido conocer al otro. Empieza el 2025 y lo hizo a tambor batiente, con un movimiento telúrico que nos sacó de la ensoñación que estábamos teniendo tras, descansar, plácidamente luego de ver los partidos de la NFL en un bar club de la ciudad.

He decido que, para este año, que, repito, empezó con este movimiento sísmico «como también se nos movió la tierra en el año de 1995 cuando era instructor comunitario del Conafe hace treinta años», es que la columna cambie de nombre y se llame: «Mucho gusto», en honor a un gran amigo y colega del mundo de las letras, el cine y amante de las ciudades; me refiero a Salvador Velazco, con zeta; a él lo conozco gracias a otro gran querido amigo y maestro Jaime Velasco, con ese, son hermanos, uno con zeta otro con ese.

A Salvador, en una ocasión en que estábamos celebrando la vida en la mesa del «Zorro» Velazco «Salvador es fanático de este maravilloso personajes», pues esa vez, estando en la mesa ya consabida y conocida por nosotros, «la mesa está ubicada en las alturas del hotel Concierge en el centro de la ciudad de Colima», ahí, para ya no hacer este cuento más largo, le prometí al Zorreo que algún día mi columna se llamaría así: Mucho gusto. Hela aquí.

En esta nueva saga, o entrega de columna, con un nombre diferente, y aprovechando que la columna se llamará Mucho gusto, sirvan las líneas que vendrán para hablar un poco de mí, presentarme ante el público, desnudarme, lo que he hecho, a lo que me he dedicado, escribir sobre mis pasiones y de muchas cosas más «espero que sean del interés del lector/a»; ello no por vanidad «o quizá sí», pero, sirva también para que vaya quedando un registro y un panorama de lo que se está haciendo en este aquí y en este ahora; a final de cuentas somos los cronistas de este tiempo y de este espacio, es por ello que titulé esta primera columna: Ser amigo, porque creo, siento, que tengo buenos y grandes amigos/as, que he conseguido a base de tiempo, dedicación, pasión, charlas, sobremesas, letras, literatura, talleres, cursos, clases, qué sé yo.

La amistad es algo que atesoro sobremanera, cuando tengo oportunidad, no dejo de celebrar la vida de esa forma, con los amigos, en un café, en la barra de un bar, viendo un partido de futbol o futbol americano o, simplemente, juntándonos para hablar de lo que nos gusta, literatura, letras, autores/as, libros, lo que cada uno está escribiendo, lo que estamos leyendo, el personaje que nos apasiona, la película que recién vimos o que vimos hace tiempo y traemos a colación. La amistad es mejor y más sana que cualquier otra cosa.

Por esto esta primera columna va dedicada para todos mis amigos, todas mis amigas. El nombre es una buena broma entre Salvador y yo, la cuento brevemente, resulta que Jaime Velasco me lo presentó hace ya varios, años, como es lógico, nos dijimos, ambos, mucho gusto. Salvador no vive en Colima, no vive en México, tardó en regresar; en alguna noche, en un evento, coincidimos Jaime, Salvador y yo, ahí me volvió a decir Mucho gusto, como lo hizo en otra ocasión más y así, se repitió una vez más, esta última, ya consciente, el mismo Zorreo Velazco me dijo: «Nos han presentado cuatro veces y cuatro veces nos hemos dicho mucho gusto». Yo sí recordaba ya haberlo conocido, quizá él no o quizá sí y todo se deba a un juego del destino para que surgiera esta broma, esta columna y la amistad que, amén de la distancia, se hace fuerte año con año. Salud por todo ello.