Jalisco se convirtió en el primer estado de la república mexicana en dejar de obligar a las mujeres que están privadas de su libertad en alguno de los 13 centros penitenciarios a vestir el uniforme reglamentario, que era de color beige con blanco.
Este beneficio entró en vigor a partir de este martes 8 de octubre, luego de que el Director General de los Centros de Reinserción Social, José Antonio Pérez Juárez, firmara un documento en el cual se deja de prohibir el uso de este tipo de uniformes estigmatizantes.
Solo se dejó una restricción: no se permitirá el uso del color azul, exclusivo del personal de custodia, ni el negro, que es utilizado por las personas que visitan los reclusorios.
“La prioridad era dignificar a la mujer privada de la libertad; la prioridad era restituir sus derechos, que no se pierden completamente, ni siquiera con una condena. Algunos derechos se pierden, pero no todos. Los derechos humanos no son sancionados por ninguna sentencia ni condena, y, basado en esa instrucción, hemos venido llevando a cabo programas que cumplen con ese objetivo”.
La decisión de que las personas privadas de su libertad dejen de usar uniforme responde al reconocimiento de los derechos humanos, establecidos tanto en la Constitución Mexicana como en tratados internacionales, como el Pacto de San José de Costa Rica.
“Una mujer privada de su libertad no es menos que otras, ni siquiera las culpables. No estamos transgrediendo ninguna norma porque, por encima de la ley de ejecución penal y de un reglamento, están la Constitución y los tratados internacionales”, añadió Pérez Juárez.
El director aclaró que esta medida no es una ocurrencia, ya que en Bolivia los internos tampoco utilizan uniformes y pueden vestirse libremente, con las excepciones mencionadas. Señaló que esto responde a una deuda del Estado mexicano para dignificar a las mujeres en prisión preventiva, muchas de las cuales están encarceladas de manera injusta.
“En 200 años solo ha habido una fuga de un hombre disfrazado de mujer. Jamás ha sido la ropa un instrumento para una evasión. Esos son absurdos y mitos creados en los sistemas penitenciarios para justificar la flojera y displicencia del personal de seguridad, que prefería que los internos estuvieran marcados para identificarlos fácilmente”, afirmó.
Además, en aras de la equidad de género, en unos meses esta medida también aplicará para los más de 12 mil 300 hombres que se encuentran en las penitenciarías.
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