En México, la COVID-19 inició en contextos urbanos, pero los municipios marginados, lejanos y menos poblados son más vulnerables y tendrán mayores complicaciones para hacer frente a la enfermedad del coronavirus, afirmó Manuel Suárez Lastra, director del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.
Al referirse al estudio Índice de vulnerabilidad en México ante COVID-19, realizado por distintas entidades de la Universidad Nacional y presentado recientemente, subrayó que esas comunidades aún no registran contagios, pero son más sensibles; “la pasarán muy mal en términos económicos y les costará recuperarse, porque ahí la crisis económica será más difícil que la propia emergencia sanitaria”. No obstante, estamos a tiempo de atenderlas.
Ante la pandemia todos somos vulnerables, pero la distribución y combinación de factores demográficos, socioeconómicos y de salud hacen que los niveles de fragilidad de la población que habita en los municipios sean diferentes, dijo al participar en el ciclo de conferencias virtuales “PUEC en casa, la ciudad y la pandemia”, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC).
Por ejemplo, en el centro de las zonas metropolitanas de Guadalajara, Monterrey y Puebla se presentan los patrones de menor vulnerabilidad, y a medida que se avanza a las periferias la fragilidad es mayor. “Es un patrón desafortunado porque las poblaciones más marginadas en términos socioeconómicos, también lo son en cuanto al acceso a servicios de salud”.
En la Zona Metropolitana de la Ciudad de México la mayor vulnerabilidad está en la periferia, en alcaldías como Iztapalapa, Milpa Alta y Tláhuac, además de todos los municipios conurbados del Estado de México.
Fenómeno urbano
En su exposición “La geografía de la pandemia”, el director del IGg detalló que la COVID-19 es un fenómeno urbano: el SARS CoV-2 “es un virus importado, cuyo contagio en nuestro país inició en las metrópolis mexicanas; sin embargo, poco a poco se ha extendido por todo el territorio para transformarse en un problema de salud cada vez menos urbano”.
En el análisis de este fenómeno hay dos geografías: una a escala nacional, donde se observa cómo se expande la enfermedad en nuestro territorio y a qué tipo de poblaciones afecta, y la otra es la urbana, porque hacia adentro de las ciudades también hay diferencias en cuanto a la vulnerabilidad de los distintos grupos.
“Hemos tratado de ver cuáles son los sitios más vulnerables del país, y en zonas metropolitanas y urbanas grandes, cuáles son las áreas más susceptibles, y comparar cómo se ha expandido el virus”.
A partir de indicadores socioeconómicos, demográficos y de salud se buscó determinar cuáles son los municipios más propensos a tener complicaciones por la crisis sanitaria, remarcó Suárez Lastra.
El hecho de que municipios conurbados sean más vulnerables que los centros de las grandes zonas metropolitanas, evidencia la necesidad de repensar la distribución de los sistemas de salud, sin que pierdan su centralidad. “Se debe asegurar la cobertura generalizada”.
Por último, señaló que los mapas generados podrían ofrecer información para los tomadores de decisiones y para la reasignación de presupuestos, a fin de contribuir a la recuperación económica de los municipios.
En el estudio colaboraron los institutos de Geografía, Geofísica, y de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas; las facultades de Medicina y Ciencias, además de la Coordinación de la Investigación Científica.