La creatividad para resolver problemas no se puede mejorar con cafeína. Esta conclusión fue hecha por científicos estadounidenses que realizaron un experimento en el que los participantes, tomando 200 miligramos de cafeína o un placebo, pasaron una serie de pruebas de creatividad, capacidad para resolver problemas rápidamente y memoria de trabajo. El estudio fue publicado en la revista Consciousness and Cognition.
La cafeína
La cafeína (uno de los principales ingredientes activos no solo del café, sino también del té y la manteca de cacao) se considera uno de los estimulantes más comunes del sistema nervioso central. Su efecto es principalmente psicoestimulante: se sabe que disminuye la somnolencia y también mejora la concentración de atención y el tiempo de reacción.
Sin embargo, este efecto no es largo (en promedio, un par de horas), es mal restaurado (después de alcanzar un cierto umbral, beber café para la vitalidad ya no tiene sentido), y tampoco sin consecuencias negativas: el uso excesivo de cafeína puede causar un estado de psicosis en personas sanas, así como empeorarlo con algunos trastornos mentales (por ejemplo, esquizofrenia).
A menudo, la cafeína también se usa para aumentar la productividad, tanto por su efecto estimulante como por su efecto sobre las capacidades cognitivas. Sin embargo, la productividad es multifactorial y el consumo de cafeína puede afectar a cada una de sus partes de diferentes maneras.
El estudio
Por eso, Daria Zabelina de la Universidad de Arkansas y Paul Silvia de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro decidieron centrarse en cómo la cafeína afecta la productividad en las tareas creativas.
Para esto, llevaron a cabo un experimento en el que participaron 88 voluntarios: todos ellos consumieron cafeína con moderación, principalmente alrededor de 2 tazas de café por día. Antes del experimento, se les pidió a los participantes que se abstuvieran de tomar bebidas y alimentos con cafeína, y el día del estudio se dividieron en dos grupos: en uno, los participantes tomaron 200 miligramos de cafeína en una cápsula, y en el segundo, un placebo.
Antes de tomar la cápsula y dentro de los 20 minutos posteriores (el tiempo requerido para que la sustancia comience a actuar), los participantes completaron encuestas sobre su estado de ánimo. Luego, 20 minutos después de tomar cafeína o placebo, los participantes realizaron 3 pruebas.
La primera prueba fue para evaluar el pensamiento divergente o creativo: en ella, se les pidió a los participantes que hicieran una lista de problemas que podría tener una persona que viaja por tierra o aire. La creatividad en una prueba de este tipo se evalúa mediante dos parámetros: el número de respuestas y qué tan nuevas se comparan con las dadas por otros participantes.
La segunda prueba fue para evaluar el pensamiento convergente, es decir, la capacidad de resolver problemas rápidamente. En esta prueba, a los participantes se les dieron tres palabras en las que necesitaban encontrar algo en común: por ejemplo, una palabra que los uniera o características léxicas comunes (por ejemplo, tres palabras podrían ser sinónimos).
Finalmente, en la tercera prueba, se evaluó la memoria de trabajo de los participantes: tenían que recordar y reproducir las palabras que aparecían en una pantalla según la categoría requerida (por ejemplo, recordar palabras que pertenecen a la categoría de “animales”). Además, a los participantes también se les pidió que evaluaran su propia actitud hacia el consumo de cafeína: por ejemplo, para responder a la pregunta de si creen que el café u otras bebidas con cafeína los hacen más productivos.
Los resultados
Los participantes del grupo experimental activo (aquellos que tomaron cafeína) resolvieron significativamente más tareas para el pensamiento convergente que el grupo que tomó placebo (p = 0.021).
Por otro lado, la cafeína no afectó el pensamiento divergente: los resultados para ambos grupos no difirieron estadísticamente (p> 0.4). Además, la cafeína no afectó la memoria de trabajo (p = 0.679). Así mismo, si los participantes creían que estaban tomando cafeína o placebo no afectó los resultados.
Por lo tanto, los investigadores han demostrado que la cafeína en realidad puede mejorar la productividad en la resolución de problemas, pero no afecta el pensamiento creativo de ninguna manera. Este efecto es comprensible: los estudios muestran que una mayor creatividad está asociada con la actividad cerebral en el rango alfa, característica de un estado de vigilia tranquila. La cafeína, al ser un estimulante, inhibe la actividad en el rango alfa, lo que, aparentemente, conduce a una disminución de la creatividad.
Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.