Calificándose como un «gran admirador», el presidente estadounidense, Barack Obama, habló por casi una hora de la situación mundial con el Papa Francisco el jueves e invitó al pontífice a visitar la Casa Blanca.
Obama lucía relajado y bromeó con el Papa durante la parte pública de su primera reunión ante periodistas, y en un momento dijo que no sabía cómo su esposa y sus hijas «lo aguantaban».
No se conocieron detalles inmediatos sobre lo que conversaron ambos líderes, pero antes de la reunión Obama alabó el compromiso del Papa para abordar las crecientes brechas entre ricos y pobres en una entrevista con un diario italiano.
«Es un gran honor. Soy un gran admirador», dijo el presidente cuando el Papa lo saludó en su biblioteca privada. «Muchas gracias por recibirme», agregó.
Obama invitó al Papa a visitar la Casa Blanca al darle un simbólico presente de semillas y vegetales del jardín de la residencia presidencial.
La Casa Blanca dijo que se donarán otras semillas en Estados Unidos que resultarán en toneladas de productos a una organización benéfica que el Papa elija.
«Si tiene oportunidad, puede venir a la Casa Blanca y ver el jardín», dijo Obama al Papa al explicarle el regalo.
El Papa respondió en español diciendo «¡Como no!».
FRUSTRACIONES PRESIDENCIALES
El Papa le dio a Obama dos medallas conmemorativas y una copia encuadernada en cuero rojo del Evangelii Gaudium («La Alegría del Evangelio»), un documento que Francisco escribió el año pasado y que es visto como el mapa de ruta de su papado.
«Sabe, probablemente lea esto en la Oficina Oval cuando esté sumamente frustrado y estoy seguro de que me dará fuerza y me calmará», dijo Obama. El Papa le respondió en inglés: «Espero».
En otro momento durante la audiencia, luego de que la delegación se sentó y se tomaron fotografías, Obama le dijo al traductor del Papa: «Su Santidad es la única persona que tiene que soportar más protocolo que yo».
Antes de la reunión, Obama dijo al diario Corriere de la Sera que la «gran autoridad moral» de Francisco había sumado peso a las peticiones de compensar los crecientes desequilibrios entre ganadores y perdedores de la globalización y el cambio económico.
«En Estados Unidos, en las últimas décadas, hemos visto una creciente brecha entre los ingresos de los que están muy arriba y los de una familia típica», sostuvo.
«Pero esto no es un problema de Estados Unidos, es un problema de los países del mundo. Y no es sólo un tema económico, es un tema moral», comentó el mandatario.
Desde su elección hace un año, el Papa Francisco ha criticado en varias ocasiones el capitalismo desenfrenado, los excesos que están detrás de la crisis económica mundial, y la creciente brecha entre ricos y pobres, incluso en países desarrollados.
Obama ha alabado repetidamente al Papa por su compasión y el énfasis en ayudar a los pobres, y la reunión podría dar ímpetu a una de sus iniciativas en Estados Unidos, como impulsar a la clase media y ayudar a los estadounidenses con ingresos bajos.