Prohibir a los niños comer ciertos alimentos o presionarlos para ‘limpiar su plato’ son prácticas comunes que aumentan el riesgo de sobrepeso y obesidad, de acuerdo con un grupo de investigadores de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos.
La mayoría de los padres que presionaron a sus hijos para comerse todo tenían niños con peso normal, pero esto perjudicó la forma en la que esos niños comían cuando se convirtieron en adolescentes y adultos, según el estudio publicado este lunes en la revista “Pediatrics”.
Los investigadores combinaron datos de dos estudios distintos realizados en población estadounidense.
En el primero, el EAT 2010 (siglas en inglés para Comida y Actividad en Adolescentes), aproximadamente 2 mil 800 estudiantes respondieron a cuestionario sobre la ingesta alimenticia y el peso.
En el segundo, el Proyecto F-EAT (siglas en inglés de Familias, Comida y Actividad Entre Adolescentes), se examinó a 3 mil 700 padres de familia para estudiar cómo los factores del ambiente familiar inciden en el peso de los adolescentes.
A partir del cruce de información, los investigadores pudieron entender mejor cómo se relaciona el enfoque de los padres hacia la alimentación con el peso de los adolescentes.
“Entre el 50 y el 60 por ciento de los padres de nuestra muestra reportó pedir a su hijo comerse toda la comida en su plato en alguna de las comidas del día”, dijo la investigadora Katie Loth, autora principal del estudio.
“Además, entre el 30 y el 40 por ciento de los padres dentro de nuestra muestra reportó alentar a sus hijos para que comieran, incluso después de que su hijo dijera que estaba lleno. Aunque esos comportamientos en los que se les presionaba para comer eran más frecuentes entre padres con adolescentes sin sobrepeso, también eran frecuentes en padres de adolescentes con sobrepeso y con obesidad, lo que indica que muchos padres realizan estos comportamientos sin importar el peso de sus hijos”, dijo.
Los investigadores también encontraron que los padres varones eran más propensos que las mamás a presionar a sus hijos para comer, y los adolescentes varones fueron más presionados que las jóvenes en el mismo rango de edad.
“La presión parental a la hora de comer puede ser perjudicial para los niños porque elimina la capacidad de un niño para responder naturalmente a su propia hambre (…) En su lugar, los alienta a responder a las señales de su entorno, lo cual puede llevar a un aumento de peso no saludable con el tiempo”, dijo Loth.
Los datos también mostraron que prohibir alimentos a los niños era una práctica común en ambos padres para sus hijos de ambos sexos.
“En la investigación se mostró que cuando un padre restringe un alimento en particular (por ejemplo: «nada de dulces») un niño se interesa más en comer ese alimento y a menudo lo comerá en exceso cuando tenga la oportunidad”, continuó Loth. “En lugar de la prohibición, los padres deberían alentar a sus hijos para que comieran todos los alimentos con moderación”.
Los investigadores creen que los padres deben cuidar el peso de sus hijos y esforzarse por entender mejor cuáles son las buenas prácticas alimentarias, en lugar de preocuparse por si sus hijos se acaban toda su comida o comen una galleta de vez en cuando.
Los autores del estudio recomendaron prácticas como:
Haz comidas familiares regularmente
Ten aperitivos nutritivos en casa
Elige los alimentos saludables
Alienta a los jóvenes a elegir mejor su comida para contrarrestar los problemas de peso
Y más importantemente: “los padres deben trabajar duro para modelar en sí mismos una alimentación y una relación saludable con la comida para sus hijos”, al comer una dieta balanceada, dijo Loth.
Con información de CNN