LECTURAS
“Antes de llegar a gobernar tendrás que aprender a ser gobernado”: Fernando Savater.
Por: Noé Guerra Pimentel
No sé desde cuándo, pero la carrera sucesoria en Colima ya empezó.
Haciendo futurismo político a partir de quienes se ven en el aparador, puedo asegurar que dentro de dos años, es decir entre enero y febrero del 2021, los principales partidos políticos estarán definiendo los nombres de quienes aparecerán en las boletas de la elección federal intermedia y, en nuestra entidad, capital con la gubernatura, junto con las curules federales y estatales así como en los municipios, prueba de fuego para quien encabeza el ejecutivo federal y para sus representantes en lo local pues a ese tiempo ya se tendrá el pulso de lo que desde el ejecutivo y sus mayorías en ambas cámaras así como en la suma de espacios locales, en términos más o menos reales, cual sería el cambio en la “4ª transformación”.
La gubernatura estatal, que no quede duda, la disputará MORENA contra quien se ponga enfrente y para esto desde ahora tiene perfiladas a dos mujeres y dos hombres, si es que opta por competir con sus puras siglas y, para eso, ya se asoman Indira Vizcaino, quien con su alta encomienda camina bajo la espada de Damocles y Claudia Yáñez, buscando que la conozcan en Colima, así como Mario Delgado Carrillo y Francisco J. Yáñez Centeno, estos últimos, solo de interesarles regresar a su tierra y ¡Claro! Si el presidente no dispone otra cosa. De cualquier manera, para los que no queden con la máxima nominación estatal habrá otras alternativas, plurinominales, incluso, en las cámaras, las representaciones locales o el gabinete.
El PRI por lo pronto trata de recobrarse e intentar reposicionar su condición en lo local para en dos años buscar dar la pelea por dicho cargo con gente que aun figura en las grandes ligas como Mely Romero, que actualmente ocupa un alto cargo en el CEN del PRI nacional y el ahora eclipsado José M. Romero Coello, mientras que en Colima quien tendrá mano define quién de acá entraría a la contienda, en el entendido de que quien vaya y visto a este momento la tendrá muy complicada. Por lo pronto el dirigente tricolor, Kike Rojas, anda haciendo lo que hace mucho se había dejado de hacer, reagrupar a las huestes priistas ensuciándose los zapatos y yendo con quienes habían sido desplazados para recuperar tiempo y espacios.
En el blanquiazul la paradoja será que, llegados los tiempos, Alejandro García, su actual presidente y factor de unidad que conjuntara a quienes desde hace más de una década, cada cual por su lado, se apoderaron del panismo local, resultará defenestrado por una de ellos al no acceder en defensa de los intereses del otro, así es que nada se augura para una dirigencia aparente que, aunque no lo reconozca, para cada acto que anuncie indefectiblemente dependerá de lo que le ordenen Jorge L. Preciado y Pedro Peralta y aquí estamos hablando de todo, incluidas las candidaturas que se disputarán para los tres niveles y en las que ellos dos tratarán de ser la cabeza. Sólo será cosa de esperar para ver a cuál de los dos traiciona Alejandro. Así tendrá que ser, la historia no miente, los ejemplos sobran.
Virgilio Mendoza a nivel estatal es la cabeza del Verde, la lógica política afirma que, de no aliarse, él iría por esa membresía o Gabriela Benavides de abrirse a una coalición, no obstante, no hay que perder de vista que al interior del PVEM también está Nabor Ochoa con todo el importante juego político, al menos en el papel así se ve, que le está dando el gobernador, mientras que el armeritense, hasta hoy se mantiene con un bajo perfil como regidor en el puerto. En Movimiento Ciudadano Locho mantiene levantada la mano desde la capital, aunque el indiscutiblemente popular Felipe Cruz, desde su reserva de votos con el que hizo la hombrada de ganarle a MORENA, también tiene su corazoncito, por lo que, en su momento, no se dude, se tendrán que sentar y analizar sus respectivas viabilidades.
Joel Padilla puede dar la sorpresa como candidato en alianza entre MORENA y el PT, jugada en la que también se podría meter Gricelda Valencia. No hay que olvidar que Padilla Peña ya lo hizo una vez, verbigracia las negociaciones de arriba que acá capitalizó ganando y haciéndolo con un muy amplio margen frente a un adversario que todavía tres meses antes de la jornada electoral que cambió el mapa político de todo el país se antojaba imbatible, por lo que a estas alturas no hay porqué siquiera suponer que no lo puede volver a hacer. Lo anterior es lo que ahora se ve en una nómina que sin duda va a cambiar, mientras tanto mucha tinta habrá de correr y varios habrán de quedar en la prolongada cuesta que lleva hasta el anhelado banderín.