Para que funcione un proceso de cambio, hay que comprometerse con él: mabel bellocchio

“Vine a trabajar con los profesores para ayudarlos a encontrar un formato adecuado al enfoque de competencias y que desarrollen a partir de él los programas de asignaturas, que se van a llamar cartas descriptivas, un concepto marítimo en el que se muestra la ruta formativa que tiene que seguir el alumno para desarrollar la competencia que se espera que logre aprobando la materia”.

De esta manera se expresó la investigadora Mabel Bellocchio Albornoz al clausurar el curso Rediseño Curricular por Competencias, que ella misma impartió a profesores de la Universidad de Colima, en el Campus Coquimatlán.

 

Bellocchio Albornoz proviene de la Universidad de Buenos Aires y desde 2004 es colaboradora de la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior (ANUIES), en México.

 

En los nuevos enfoques académicos, dijo la experta, los catedráticos juegan un papel importante, ya que lo primero que deben hacer es pensar cuál es la competencia que quieren formar en los alumnos, “porque la competencia no existe como puede existir un árbol o un edificio, sino que es el resultado de un diseño previo que los profesores y los expertos en el área realizan”.

 

Definió la competencia como un constructo, una construcción; “yo por ejemplo digo: hay que desarrollar la capacidad comunicativa a fin de hacerse entender con sus pares, para lograr acuerdos de manera respetuosa, clara, y considerando todos los códigos; si esta competencia la tengo bien definida, la voy a poder evaluar porque voy a crear escenarios en donde los alumnos hablen y yo pueda ver el nivel de desempeño que logró conquistar esa competencia y puedo, además, mejorarla”.

 

El constructo, amplía Mabel Bellocchio, “es la esencia de la humanidad, porque el constructo es lo que hace una cosmovisión; es un concepto que construyo anticipándome a lo que yo quiero lograr, a diferencia del precepto, que necesita que el objeto haya sido dado para que yo lo perciba. El constructo no existe todavía, pero yo lo transformo luego en precepto; es como una hipótesis constructiva de un cambio”.

 

Al curso asistieron 22 maestros de las cuatro facultades del campus. Tuvo como resultado la elaboración de un formato para hacer las cartas descriptivas y ubicar el bloque formativo a que corresponde la materia. “Al decir bloque formativo estamos hablando de una serie de materias que se agruparán para trabajar los problemas de la vida real de Colima y de México”.

 

En la clausura, Bellocchio Albornoz expresó: “mi primer mensaje a la comunidad de la Universidad es que estén abiertos al cambio, cuando éste es benéfico, y tener en cuenta que cuando se trata de una innovación de este tipo hay que comprometerse. Hay —explicó— tres niveles de innovación: uno donde cambian las herramientas o los instrumentos, otro cuando cambiamos la organización y el último es el más profundo y más difícil de lograr, “pero sin el cual no voy a poder lograr a fondo los otros dos niveles de cambio, y es el que ocurre en la mentalidad de las personas que están innovando”.

 

Podemos, agregó, “hablar de currículum basado en competencias, de enfoque de competencias; podemos hacer cambios organizativos y modificar los instrumentos de impartición de materias, pero si no nos compenetramos con el enfoque ni sabemos cuáles son los beneficios que obtendrán de él nuestros estudiantes, difícilmente se hará como debe hacerse”.

 

Por último, Bellocchio Albornoz enfatizó: “no nos olvidamos que durante muchas décadas uno de los grandes problemas de la educación en América Latina fue la brecha existente entre el mundo educativo y el mundo laboral. Había que hacer algo para que esos dos mundos se acercaran, y este enfoque nos da la posibilidad de hacerlo, pero no para que la universidad se subordine al sector empresarial, sino para que dialogue con ellos y se facilite la incorporación de nuestros egresados a este sector”.

 

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