Participa Rafael Zamarripa en Homenaje a Guillermina Bravo

El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) realizaron sendas ceremonias en el Palacio de Bellas Artes para homenajear a la decana de la danza Guillermina Bravo, quien cumplió noventa años de vida y setenta de trabajo en esta expresión del arte, y catalogada como “la gran bruja de México”, por la capacidad visionaria con la que impulsó la danza contemporánea

El primero de estos reconocimientos fue en la Sala Manuel M. Ponce donde se presentaron dos folioscopios (español) o flipbooks (inglés) o también conocidos como el cine de pulgar -libros interactivos de fotografías-, titulados La Bruja y Lazo, que son los primeros en México, según algunos, dedicados a una coreógrafa nacional.

Este acto fue presidido por la coordinadora nacional de Danza del INBA, Carmen Bojórquez (moderadora); Rafael Zamarripa Castañeda, coordinador del Departamento de Danza del Instituto Universitario de Bellas Artes de la Universidad de Colima, creador de los dibujos del libro; la crítica de danza Haydee Lachino; Luigi Amara, editor de los libros, y Claudia Lavista, directora de la Compañía de Danza Delfos y coordinadora del proyecto.

Haydee Lachino dijo que en estos libros convergen diversas formas artísticas, ya que son libros de imágenes que se mueven, como un puente entre la fotografía, la literatura, el cine y en este caso particular, la danza también.

Indicó que es una invención del siglo XIX, que busca aprehender el tiempo para darle un soporte material a la eternidad, y comentó “este es un libro que busca desterrar de la danza su carácter efímero, que atrapa a el tiempo para mostrarlo de manera intensiva, esa intensividad entendida como un presente continuo, que no tiene ni un antes ni un después, una suerte de eternidad materializada en imágenes impresas en papel”.

“La Bruja y Lazo son únicos en múltiples sentidos, primero que nada son libros que heredan y sintetizan el interés de la humanidad por lo que se mueve, por lo que dan en la danza y su hacedores y que además revitalizan lo que significan las tecnologías anteriores a nuestro tiempo” aseguró la especialista.

Zamarripa Castañeda, en su turno, expresó su admiración para “la gran maestra Guillermina”, y dijo que él también siempre pensó hacer algo “grande, extraordinario para ella. Cuando me llamaron para hacer este trabajo me dije ‘ahora es cuando’ y aún cuando los otros colaboradores pensaban que mi participación enriquecería el trabajo, yo pensaba lo contrario: mi temor era al revés, que yo echara a perder todo, debido a que yo recibía casi un ochenta por ciento de anticipo, o sea un trabajo ya casi terminado”.

Admitió nunca haber hecho dibujos de esa naturaleza, de ese estilo y hubiera querido ser un verdadero maestro para hacer un trabajo como la coordinadora del proyecto lo requería, pero que una vez que se enteró quién era el editor, hizo unos bocetos para tener como parámetro si el trabajo era un avance o un retroceso y que una vez que vieron los trazos, gustaron.

Intervinieron en el trabajo Claudia Lavista (coordinadora), Rafael Zamarripa (dibujos); Belén López (Poeta), Marcela Sánchez (biografía) y Luigi Amara (editor).

El sábado pasado, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes en presencia propia Guillermina Bravo, quien volvió a su casa después de muchos años, para aparecer brevemente frente a bailarines, coreógrafos, críticos y aficionados a la danza, que además de abarrotar el recinto, le expresaron admiración, respeto y reconocimiento con el aplauso que le ofrecieron de pie a su llegada.

Ella dijo sentirse “sorprendida” y su discurso fue breve debido al deterioro de su precaria salud. Posterior a sus palabras, la directora general del INBA, Teresa Vicencio Álvarez, enumeró las cientos de cosas que hay que decir de una de las grandes de la danza de

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