PATRONES DE ALIMENTACIÓN EN FAMILIAS CON DIABETES

PsicoMedios
Por: Lili Bauza, Psicóloga, especialista en trauma y terapia familiar
(lilibauza@gmail.com)

En México, 12.4 millones de personas viven con diabetes (SSA, 2024), una enfermedad crónica que puede ocasionar daños irreversibles en la vista, el riñón o la piel, su tratamiento incluye una “alimentación balanceada, actividad física y revisión médica permanente” para permitir a los pacientes tener una “buena calidad de vida”.
Sin embargo, estas cifras no revelan el estilo de vida ni los patrones intra e interpersonales ya que el equipo de salud se enfrenta a una constante de comportamientos que perjudican y empeoran su condición de salud, es decir, los patrones que componen el estilo de vida.

Un patrón de comportamiento se define como una serie de hábitos tanto positivos como negativos realizados día a día, creando crecimiento personal o insatisfacción. Aunque su aprendizaje se da en la infancia, se consolida en la adultez mediante creencias e ideas conformadas en el hogar de crianza, conductas emitidas voluntaria e involuntariamente y emociones de satisfacción o alivio emitidas luego de la conducta.

Se requiere de voluntad y convicción para poder salir de hábitos poco saludables, esos esfuerzos incluyen la sustitución de la satisfacción inmediata por la de largo plazo, aceptación del dolor que conlleva su modificación y comprensión de que la motivación no es lineal, por lo que requiere de paciencia y tolerancia al malestar que ocasiona el cambio de hábito.

Ahora bien, la familia tiene cierta influencia en el desarrollo de la personalidad y es donde se ha tenido el primer contacto con costumbres y comportamientos que tienden a repetirse, ya que las relaciones entre los miembros determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que se van asimilando desde el nacimiento (como un estilo de alimentación que no favorece la buena salud), aunque no son determinantes.

Estos patrones que influyen en la conducta se transmiten muchas veces de una generación a otra. La existencia de condiciones relacionadas con la cultura, la tolerancia al estrés y los estados ansioso-depresivos, permiten que la persona consolide un patrón alimenticio intergeneracional (fuerte apego a los hábitos de comida de una población) basado en el consumo casi exclusivo de alimentos azucarados que producen un neuroquímico llamado dopamina que permite que este comportamiento se repita indefinidamente.

El tratamiento incluye a un equipo de salud que ayude al desarrollo de estos buenos hábitos; el médico familiar, el nutriólogo y el psicólogo clínico o familiar realizan, en conjunto, tareas de acompañamiento para la adhesión a los esquemas de prevención y tratamiento en las familias donde se presenta los patrones de alimentación que ocasionan el desarrollo intergeneracional de la diabetes tipo II.

Acérquese a la consulta psicológica, podemos ayudarle a desarrollar hábitos que le ayuden a romper con el patrón intergeneracional de la enfermedad.