El periodismo, dijo en entrevista el escritor, poeta y periodista cubano Reinaldo Cedeño Pineda, “consiste en entregarse; es un oficio difícil y muchas veces mal pagado que además te genera problemas, pero uno insiste en practicarlo porque es un servicio hermoso, porque es darle voz a quienes no la tienen”.
Y añadió: “cada vez que una persona me abraza o dice que le ha gustado lo que escribí, me asombro, porque hay tantas opciones de informase, de entretenerse o de estremecerse, y que se haya detenido en algo que yo hice, entonces algo pasó ahí. Esas pequeñas cosas me engrandecen mucho, por eso sigo en el periodismo”.
El año pasado, Reinaldo Cedeño impartió un Taller de Periodismo Cultural como parte del Programa Institucional de Calidad de Vida de la Universidad de Colima, gracias a las gestiones de la Coordinación General de Extensión y la Dirección General de Difusión Cultural de esta casa de estudios.
Emocionado por todo lo que vio durante su estancia en Colima, recomendó a los jóvenes escritores, antes que cualquier otra cosa, conocerse. “Si tú no exploras tus propias sensaciones, las que te van brindando por el camino la experiencia, los fracasos, los amores, no puedes ver lo que hay más allá ni te puedes detener, y escribir consiste en detenerte en las cosas sencillas o grandes, para aprehender y atrapar la atmósfera de la historia.
Sólo así puedes brindar una historia que tenga visos de originalidad”.
Para que un texto tenga fuerza, dijo, “hay que ser sinceros con uno mismo, porque si realmente estás sintiendo lo que dices, si eso es el fruto de tu experiencia, de tus fracasos o logros, lo puedes transmitir”.
Para él, que es uno de los entrevistadores y cronistas más reconocidos de Cuba, “cronicar es salvar; sé que estoy salvando un hecho de ahora mismo o que ocurrió hace años, pero estoy tocándolo con mi sentimiento. Romper algunos cánones no me interesa tanto, sino tocar a las personas, estremecerlas; ése es mi propósito y hacia ahí voy siempre, porque creo que cuanto tú emocionas a las personas o las conmueves, las mejoras. Es como el amor, a veces se logra de una manera tremenda y a veces no llegas, pero no por eso dejas de intentarlo”.
El periodismo, añadió, “es creatividad. No creo en la objetividad. Además, no creo en ninguna objetividad del periodismo, porque desde el momento que estás seleccionando una parte de la realidad, la que tú estimas, ya se da un criterio subjetivo, y desde que estás escogiendo el estilo, el orden, ya hay un criterio subjetivo”.
Asegura que la pregunta más importante en el periodismo es ¿por qué?, ya que con ella se llega a lo importante, a conocer la razón de lo que se está contando. “El periodista es ojo avisor y mente alerta, ésas son las condiciones sine qua non de un periodista, y no andar con apremios. El ritmo de la vida es complejo, pero captar algo no es sólo contemplar, sino tener una mirada profunda y rápida”.
Por último, dijo que el periodista “es como una rueda cuadrada, difícil engarzar. El día que te engarcen y te transformen en una rueda dentada, dejas de ser periodista. Hay que persistir. Somos seres humanos y nos cansamos, pero después del cansancio otra vez tienes que insistir. Somos los mediadores entre las personas que a veces no tienen voz.
Ésa es una responsabilidad y un privilegio enorme, pero difícil. Es difícil, pero uno no debe dejar de insistir, de entregarse. No hay que confundir: el periodista tiene voz, pero no sólo la suya, tiene las mil voces de la gente que no tiene voz”.
Quien esté interesado en conocer más sobre este autor, puede entrar a su blog “La isla y la espina” (http://laislaylaespina.blogspot.mx/).