Permanecer

Permanecer
Por: Ivonne BARAJAS

Hay cosas que no concebía olvidar: mi dirección en ese barrio de Miraflores, los dígitos de mi primer número celular, el nombre del restaurante vegetariano del que fui asidua en Xalapa, frases memorables de conversaciones memorables; muchos datos así –pequeños y específicos (más otros que omito no por voluntad sino porque los olvidé)– que fueron importantes en otras eras de mi vida.

Pero olvido mucho. Incluso ahora, atraída por la capacidad de la desmemoria, cierro los ojos para intentar recordar la imagen inmediata antes de que los cerrara, pero el monitor falta a sus dimensiones reales y no puedo recordar con precisión a cuántos centímetros asciende la pila de libros que hay a mi derecha.

No retengo nada de acuerdo a su imagen, apenas me separo de la experiencia ya hay en su recuerdo fallas e imprecisiones. Eso me hace doler. Desconfiar. Sentir el tiempo como un aliento que nos barre y nos desaparece. Suavemente; mientras reímos o nos ejercitamos o dormimos el tiempo está soplando, llevándonos a un lugar en el que tampoco nosotros nos recordaremos.

Vivir y desaparecer de manera simultánea.

Y aunque parezca que tristeza y dicha no caben en el mismo evento, este hallazgo me produce una alegría delicada, como encontrar obras en las que aprecio la profundidad y el genio del autor. Invitada a la simplicidad de ser, DE VIVIR, sin pretender ser recordada ni olvidada ni querida ni admirada ni odiada…

Pero vivir, cómo lo diré –aquí inserte la imagen de una mujer con la mano izquierda sosteniendo su mentón, como nos dijeron los antiguos que se piensa; esa pose no deja duda de que, efectivamente, se esfuerza en su búsqueda–. Cavila y cavila, …pero sin resultados: la mujer, no será la primera ni la última vez, fracasa, y al no encontrar otra forma de decirlo, se lanza: desde el corazón.

Vivir y permanecer, de manera simultánea.

La existencia como un gran caos en el que se pierden y se encuentran muchas cosas: cables anudados, cortos circuitos, barreras, murallas, desafíos; también lo otro: acompañamiento, calidez, escucha, sostén, soluciones.

El latido en mi propia experiencia aporta, por sí mismo, algo a La Experiencia.