La división profunda de los integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU con respecto a la situación en Venezuela se hizo patente una vez más este martes en una sesión promovida por Estados Unidos tras los acontecimientos de violencia del sábado pasado, cuando los opositores al gobierno venezolano intentaron entrar desde Colombia y Brasil al territorio de Venezuela con un cargamento de ayuda humanitaria sin la autorización del gobierno.
La asistencia humanitaria no debe responder a objetivos políticos y se debe entregar a quienes la necesiten, señaló la subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos y Construcción de la Paz, Rosemary DiCarlo, la primera de 39 oradores de la reunión promovida por Estados Unidos en la que participaron el canciller de Venezuela y el enviado especial de Estados Unidos para ese país.
DiCarlo recordó que un mes atrás presentó al Consejo de Seguridad un informe sobre la crisis en Venezuela y advirtió que de entonces a ahora se ha producido una alarmante escalada de tensiones.
Repasó los últimos acontecimientos en el país sudamericano, incluidos los incidentes de violencia del pasado fin de semana, que causaron la muerte de cuatro personas e hirieron a más de 60 en la frontera con Brasil y, según las autoridades colombianas, dejaron otros 285 lesionados en los cruces de su país con Venezuela.
La subsecretaria general aludió al llamamiento a la calma que hizo el Secretario General a todos los actores e indicó que el sistema de la ONU trabaja en cooperación con las instituciones estatales venezolanas para brindar ayuda humanitaria a la población, de conformidad con los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia.
“Seguiremos actuando de acuerdo con los principios humanitarios, trabajando con las instituciones venezolanas para asistir a la gente que lo necesita. El Secretario General ha subrayado repetidamente la importancia de estos principios guías y ha llamado a todas las partes y Estados miembros a respetarlos.”
“Los actores venezolanos de todo el espectro político tienen la responsabilidad de colocar el interés del pueblo venezolano en el centro de sus acciones en este momento crítico”, concluyó DiCarlo.
Posiciones divididas
Al igual que hace un mes, el debate dejó ver la polarización internacional con respecto a la mejor vía para que Venezuela supere el actual impasse. Estados Unidos lidera a un grupo de países -Colombia, Brasil, el Reino Unido y Alemania, entre otros- que reconocen a Juan Guaidó como presidente interino y responsabilizan al gobierno venezolano de la violencia del sábado pasado y de atropellar los derechos de la población al no permitir la entrada de asistencia humanitaria.
El enviado especial estadounidense para Venezuela, Elliot Abrams, aseveró que la violencia fue obra de pandillas controladas por el presidente Nicolas Maduro y criticó a los países que llaman al diálogo en vez de llevar ayuda a los venezolanos que la precisan.
“Estados Unidos y la comunidad internacional deben respaldar la lucha del pueblo venezolano por restaurar su democracia. Debemos respetar su constitución y soberanía, es por ello que debemos apoyar la presidencia interina de Juan Guaidó”, dijo Abrams.
“Sólo el régimen de Maduro usa la violencia y ha llamado a las fuerzas de seguridad y a pandillas armadas. Sólo el régimen ha traicionado la independencia y soberanía venezolanas al someterse a la influencia de oficiales cubanos que permean las agencias de seguridad e inteligencia. Sólo el régimen tiene una historia que ha utilizado la ayuda humanitaria como instrumento político para el control social y como fuente de corrupción.”
Rusia, al igual que los países que comparten su postura, como China, reiteró su reconocimiento a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela y consideró que Estados Unidos ha montado un espectáculo político mientras se burla de la ley internacional.
El embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, subrayó que las sanciones impuestas por Estados Unidos a Venezuela desde 2013 Estados Unidos han afectado su economía en 345.000 millones de dólares, “un dato que se silencia” cuando se habla de la situación económica del país sudamericano.
Agregó que el sábado pasado desde Cúcuta, Colombia, “hubo un intento de hacer entrar ilegalmente [un cargamento] a un Estado vecino, usando a los civiles como escudos humanos”. “Los videos muestran claramente que la gente proveniente del territorio colombiano se movía agresivamente y provocó al personal militar y las tropas venezolanas que estaban en servicio.”
“Llamemos a las cosas por su nombre, esto no es ayuda humanitaria. Si Estados Unidos quisiera ayudar lo haría a través de las agencias humanitarias que operan en Venezuela como lo han hecho otros países. Por ejemplo, Rusia llevó la semana pasada 7,5 toneladas de asistencia médica a Caracas a través de la OMS y no encontró ningún obstáculo.”
Una resolución para Venezuela
El secretario del Exterior venezolano, por su parte, se refirió una vez más la fallida entrada de ayuda humanitaria como un pretexto para la intervención y afirmó que el intento de golpe de estado fracasó.
Jorge Arreaza manifestó indignación por la información sesgada que priva en los medios de comunicación y denunció el uso del territorio de Colombia para agredir a Venezuela, agregando que en el camión incendiado que llevaba el cargamento humanitario se encontraron también herramientas para hacer barricadas y fabricar armas y así “incendiar Venezuela”.
Además, acusó al gobierno de Estados Unidos de utilizar a Venezuela con fines electorales de política interior.
El canciller insistió en la disposición del gobierno venezolano al diálogo con el Mecanismo de Montevideo o con cualquier otra iniciativa válida, incluido un llamado del Consejo de Seguridad. Estamos sentados esperando, señaló.
“¿Hay elecciones? Puede ser. ¿Hay otras soluciones posibles? Puede ser, para eso tenemos una constitución muy rica”, puntualizó.
Explicó que en su país hay una crisis institucional en la que uno de los cinco poderes del Estado, la Asamblea Nacional, está en desacuerdo, por lo que hace falta dialogar.
Asimismo, Arreaza apeló al Consejo de Seguridad para rechazar cualquier posible agresión su país adoptando una resolución que lo estipule.
“¿Qué pedimos? Que se rechace la amenaza del uso de la fuerza y el uso de la fuerza en sí mismo contra la República Bolivariana de Venezuela. Que se descarte esa opción por completo.”
“El Consejo de Seguridad no es para hacer la guerra. El Consejo de Seguridad no es para crear las condiciones para que otros hagan la guerra. No es para avalar violaciones flagrantes a la Carta de la ONU. Es para garantizar la paz y la seguridad internacionales. Es para preservar a las generaciones futuras de la guerra. Preservemos a Venezuela.”