Colima.- Los golpes en la puerta se escucharon a eso de las 10:00 de la mañana, eran policías estatales avisando que los departamentos debían desalojarse rápidamente por orden del Juzgado Segundo Mercantil, relataron moradores del número 272 de la calle Guillermo Prieto, entre Aldama y Torres Quintero de la colonia San Isidro, en Villa de Álvarez.
En ese lugar, donde se ubican varios departamentos habitan cerca de 60 familias quienes se asumen como “paracaidistas”, como personas que trabajan pero con un ingreso insuficiente para pagar siquiera una renta.
“Llegaron de golpe, no se nos avisó nada, el policía que llegó a mi puerta dijo que o desalojaba en 15 minutos o me iban a sacar con lujo de violencia, yo estoy embarazada casi siete meses, no puedo ni moverme”.
Sentada sobre una silla de plástico, Toribia Castro Martínez observa cómo sus pertenencias son sacadas del departamento que habitó alrededor de 10 años.
Montones de bolsas con ropa, muebles, refrigeradores, colchones, van siendo apilados en el exterior de estos departamentos, entre la banqueta y la calle, pues a estas personas ya no se les permite ingresar, sólo pueden pasar los policías y el personal de la empresa contratada para realizar el desalojo, de la cual no se proporcionó información.
“A las 10:00 me iba a ir a trabajar, trabajo en el ‘parqueadero’ de Soriana, y de repente llegaron que hay que desalojar todo y nos pusimos a sacar las cosas de las casas, pero de toda la gente que hay aquí no tenemos nadie a dónde irnos”, refirió Benigno Sebastián Llamas, de 68 años de edad.
Mientras cuidaban que sus hijos no atravesaran la calle, algunas mujeres desalojadas comentaron que la promesa de conseguir un terreno o un pie de casa fue propuesta por cada político que se acercó en varios periodos electorales.
Se quejaron de que ellas “sí apoyan cuando el partido lo pide, cuando quieren que cuiden las casillas”, pero ahora ellas se siente solas.
“Ahora no tenemos a dónde ir a dormir, tenemos niños y nos sacaron, no tenemos dinero ni casa dónde meternos, nomás pudimos sacar la ropa”, comentó Martha Hernández.
Muchos mencionaron no tener ni si quiera un lugar para guardar sus pertenencias, por lo que desconocen a dónde irán a dormir esta noche.
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