PORFIRIO, EL DEMOCRATA ( Con el logro de la alternancia, pagó sus pecados )

TAREA PUBLICA
Por: CARLOS OROZCO GALEANA

Allá por 1973 me encontré por primera vez, en su casa, a Porfirio Muñoz Ledo, a quien habíamos acudido en demanda de escucha a petición del entonces presidente Luis Echeverría, con quien me tocó dialogar en su oficinas de Los Pinos  junto con una media docena de compañeros idealistas creyentes de la democracia y convencidos de que el régimen había decidido dialogar con los jóvenes luego de la matanza de Tlatelolco y del también fatídico 10 de junio de 1971.

La época echeverrista fue de un autoritarismo feroz, la del dedazo y el compadrazgo a ultranza en el reparto del poder, la de la represión y asesinato de disidentes. Había que andar con pies de plomo si se tenía la lengua larga. Nadie le chistaba al presidente. Porfirio era fiel escudero de Echeverría, muy parecido a él incluso en sus desplantes. Y le dijeron que era presidenciable. Tenía por entonces 43 años.

Pues bien, en aquella primera entrevista en la que estuve frente a Porfirio, se mostró muy mandón y burlón, no nos escuchó. Nos despedimos de él con la peor impresión de su persona y de su quehacer político. Pero el destino hizo que allá por 1982 me volviera a encontrar frente a este político mexicano, justo cuando acababa de renunciar al Pri junto con Cuauhtémoc Cárdenas, ocasión en que le recordé su pasado echeverrista y le reclamé su autoritarismo diciéndole que no era un demócrata.

__Perdóneme usted, me dijo. Sé que cometí muchos errores, pero hoy quiero reivindicarme, tengo el compromiso de luchar por México y por hacer posible una verdadera democracia. Deme usted el beneficio de la duda. Porfirio fue, finalmente, junto a CCS, uno de los artífices de la alternancia. Pagó, con ello, todos sus pecados.

Hoy, Porfirio se ha revelado como un político democrático. A todo mundo tiene sorprendido pues a su edad, 85 años, mantiene una lucidez que muchos quisieran. Se atrevió a participar en un proceso contra varios contrincantes jóvenes y concretamente contra uno que, según ha denunciado, invirtió mucho dinero y al que ganó por 4 décimas de punto. Raquítica esta ventaja, pero ventaja al fin. El INE vio, sin embargo, “empate técnico”. Las cosas se tornan difíciles para Morena por este resultado tan apretado. Mario quiere una encuesta en forma.

Recuérdese que la participación de Porfirio empezó casi como una broma, muy parecida al comportamiento de Donald Trump cuando a los suyos cercanos dijo que competiría por la presidencia de Estados Unidos y nadie le creía. Pocos advirtieron el punch de este veterano, pensaron que por su edad sería presa fácil de sus contrincantes, más jóvenes que él. Pero en política no hay nada escrito y ha sorprendido a todos.

Porfirio ha declarado que ganó y que tomará posesión del cargo del partido Morena hoy mismo, no sin antes advertir que se sobrepuso a trampas diversas “porque se cambió la proporción en que ganamos, pero verdaderamente es una victoria moral, ganamos contra el dinero”.

El resultado de la segunda encuesta del INE dividirá a Morena. Ya la dividió, mejor dicho, cuando faltan unos cuantos meses para las elecciones. Se sabrá para dónde apunta el dedo presidencial. Si a Mario Delgado para favorecer la posible candidatura de Marcelo Ebrad en 2024, ( lo que haría el juego sucesorio muy evidente ) o hacia Claudia Sheinbaum, la eficaz jefa de gobierno de la Ciudad de México que, dicen, es la verdadera consentida del tabasqueño. O si Morena se impondrá al dedo presidencial y elegirá en libertad a su sucesor en el 2024, siempre y cuando el líder partidista cumpla su papel en libertad.

También tendrá repercusión la citada encuesta, o la tercera si se realiza, en los procesos estatales; al haber dos bandos, el de Porfirio y el de Mario ( y luego el de Bertha, puf), se dificultarán los acuerdos y la oposición, si se organiza a tiempo, podría dar al traste con el sueño de Morena de ganar 13 de las 15 gubernaturas en disputa.

La oposición a Morena está de plácemes, por supuesto. Aquí y en todos lados. No se esperaba oportunidad tan valiosa luego de perder dos años sin dar pie con bola. Ha perdido el tiempo en politiquerías, en organizar marchas infructuosas, sin dar en el blanco, donde le duele al régimen: en la corrupción que no cesa, en la crisis económica que ha dañado a los más pobres, como siempre, en el manejo irregular de la pandemia y en el tema de desaparición de servicios sociales.

Aquí mismo en Colima, los morenos andan como cucaracha en quemazón. La mayoría ha tomado partido por uno u otro candidato, como ya lo había tomado en su mayoría por Bertha Luján. Y los opuestos, claro está, apuestan a la escalada del conflicto, a que se hagan trizas entre ellos.

Estemos atentos a lo que ocurrirá los días siguientes. Porfirio es un político avezado, curtido en mil batallas. Su participación es una bocanada de oxigeno para la democracia si nos atenemos a la postura que ha asumido en diversos momentos y en relación a asuntos de la máxima importancia para el país. Quien lo iba a decir. . . . .