Preludio

El fraude del absurdo.

Fernando Alberto Gutiérrez Fernández.

El conteo individualizado de los sufragios por el Instituto Electoral del Estado (IEE), arrojó cifras definitivas que ratifican a Ignacio Peralta como gobernador electo. El proceso que consolidó el triunfo de Peralta ha sido cuestionado, sin mayores fundamentos, por el segundo lugar de la contienda, propiciando un escenario de confusión que desestima a las instituciones electorales y escatima la voluntad ciudadana expresada en el voto.
La construccion de las entidades electorales en México, ha implicado un arduo proceso de transformación del aparato de poder, de la oposición y del ejercicio de la ciudadanía. Dicho derrotero ha desembocado en un país ideologicamente policrómico, con una libertad de expresión más plena y una activa dínamica de alternancia partidaria.
Dicho devenir de la historia democrática de nuestro país, ha configurado un escenario donde las posibilidades de los candidatos a elección popular dependen cada vez más de la refaccionaria política y propagandística propias, que del soporte del aparato de poder establecido. Tal condición sustenta el actual sistema político y la competencia por cargos de elección popular, regulada por un marco legal que asegure transparencia y respeto a la voluntad de los votantes.
La evolución democrática de México es innegable ante circunstancias que van desde la alternancia del poder ejecutivo en el país y mayoría de los estados, hasta el reciente arribo de candidatos independientes a la gubernatura de Nuevo León (Jaime Rodríguez), a las alcaldías de Comonfort, Guanajuato (José Alberto Méndez) y Morelia, Michoacán (Alfonso Martínez Alcazar), así como a los congresos de Jalisco (Pedro Kumamoto) y de la Unión (Manuel Clouthier Carrillo).
En Colima por primera vez en la historia un partido opositor dententará la mayoría simple en el congreso local, así como la mitad de las alcaldías; mientras que siglas partidistas otrora inviables, comienzan a trascender en algunos distritos, configurando en su conjunto una geografía política compleja, realidad que constituye una más de las evidencias lógicas en contra de la falacia del fraude electoral.
El curso seguido para validar los resultados de la elección a gobernador del estado, han seguido cauces legales sin precedentes en todo el país, como lo es el conteo voto por voto; procedimientos que ratifican con un grado superlativo de rigurosidad y certeza el triunfo de Ignacio Peralta.
El motivo de Jorge Luis Preciado para impugnar las elecciones -acción que López Obrador, el André Breton de la política mexicana, ha adjetivado como surrealista-, no es el escepticismo sino la arbitraria discrepancia con la volición de los electores. Los esbirros de Preciado han proferido las múltiples irregularidades del proceso, ninguna de las cuales han podido fundamentar; paradojicamente, las más numerosas y mejor documentadas anomalias, fueron perpetradas por el mismo Preciado y su equipo de campaña.
Más allá de la megalomanía del exaspirante albiazul, el disparate del fraude electoral es un señuelo de Gustavo Madero, líder nacional del PAN, para coaccionar cualquier hálito que atempere la debacle de su grupo político. Ante este panorama los panistas locales deben detener en seco la imposición de esta dinámica de desgaste, asumir la derrota, dimensionar sus triunfos electorales y eventualmente consolidarse como fuerza política. El único fraude de esta contienda electoral es indudablemente Jorge Luis Preciado.
La desconfianza de las mayorias hacia las instituciones ha perdurado en el dominio del tiempo, sustentando el discurso de quienes pretenden ganar posiciones políticas infundiendo incertidumbre. Es nuestro deber cívico no solo participar en los procesos electorales, sino fomentar la confianza en ellos. Debemos acostumbrarnos a la la libertad y la democracia, convicciones sin las cuales estamos destinados a avanzar con parsimonía en el derrotero del progreso.

Repiqueteo.
Contra los vaticinios de diversos columnistas nacionales, entre ellos Ricardo Alemán y su homónimo de apellido Rocha, Ignacio Peralta ganó la contienda por la gubernatura del estado.

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