PRELUDIO

Tiempo del turismo

Por: Fernando Alberto Gutiérrez Fernández

Manzanillo es el principal polo económico del estado, fortaleza determinada por la vocación portuaria y turística del municipio; no obstante, resulta innegable que los ajustes prioritarios en pro del desarrollo municipal, se han inclinado hacia el crecimiento portuario debido a su carácter estratégico en el país.

La progresiva crisis económica a nivel mundial y su particular impacto en México, son factores que auguran un estancamiento del comercio marítimo con el consiguiente impacto en el tráfico de contenedores en el puerto de Manzanillo; en contraste, la caída generalizada en los precios del petróleo ha inducido la disminución del costo de la turbosina, situación que los analistas tildan de idónea para el aumento del tráfico aéreo y del turismo internacional.

El panorama descrito en el anterior párrafo, tendrá en lo local que ser compensado con el aprovechamiento del potencial turístico del municipio de Manzanillo, situación prevista por el gobernador electo Ignacio Peralta Sánchez, y por lo cual comunicó la semana pasada, que el detonamiento de dicho sector habrá de ser uno de los ejes fundamentales de su administración para incentivar el crecimiento económico y la generación de empleos.

Para apuntalar la vocación turística de Manzanillo, Ignacio Peralta indicó –entre otros aspectos- que optimizará la conectividad terrestre y aérea para estimular la elección del puerto como destino turístico; también recalcó que habrá de mejorarse el trazo urbano y los servicios públicos de la ciudad. Con tales acciones los manzanillenses – y colimenses en general- verán mejorada su condición económica y su calidad de vida, con lo cual el gobernador electo hace evidente su conocimiento de los problemas del estado y de las soluciones adecuadas para los mismos.

Lo que viene

La semana anterior en la asamblea de consejeros políticos estatales del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se ofreció una excelente proclama concedida por el Lic. Rubén Pérez Anguiano, intitulada “lo que viene”, en la cual se repasaron algunos de los cometidos inmediatos para reposicionar al PRI como la fuerza política hegemónica del estado.

Entre los diversos aspectos deliberados, se emplazó a la militancia a deshacerse de las costumbres perniciosas, aspecto que requiere la revisión de las típicas estrategias de campaña, y la renovación de la refaccionaria propagandística e ideológica del partido; Para ello es menester la reestructuración del modelo de acción política territorial, así como la habilitación de candidatos no procedentes de los nichos tradicionales, cuya sobreexplotación ha sido factor fundamental de la derrota.

Relacionado con lo anterior, esta el llamado a repensar las coaliciones con otros institutos políticos, pues si bien dichas alianzas determinaron el triunfo en múltiples casos, también contribuyeron a la confusión, y la consecuente derrota, en demarcaciones donde tales fusiones partidistas no se concretaron.

En la arenga, se advirtió también respecto a privilegiar los equilibrios internos en detrimento de “la correcta interpretación de la preferencia de los ciudadanos”, lectura cuya desestima condujo en los pasados comicios –por ejemplo- a la postulación de candidatos desgastados y poco rentables; dicha interpretación deberá fundamentarse en herramientas que trasciendan a las encuestas, que han demostrado ofrecer datos parciales y, en la mayoría de casos, alejados de la realidad de los resultados finales.

Para finalizar, retomo el emplazamiento del secretario de cultura estatal, a ser protagonistas del debate y vehículos del mismo hacia la sociedad, condición ineludible para los priistas que habrán de representar a la oposición, lo cual requiere con urgencia capacitación que les permita acceder a la información para generar argumentos respecto a “temas controvertidos y de interés ciudadano para fijar posiciones y ganarlas”.

En el discurso en mención, pienso, se encuentran muchas de las claves para comprender el estado actual del PRI, y lograr el triunfo en las próximas elecciones, rumbo a las cuales el priismo debe –parafraseando al Lic. Pérez Anguiano- alejarse de la actitud derrotista.

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