E.U. y Cuba: Un réquiem a los fantasmas del pasado
Por: Fernando Alberto Gutiérrez Fernández
El encuentro entre Raul Castro y Barack Obama, en conjunto con la remoción de Cuba del panteón de naciones patrocinadoras del terrorismo fueron sucesos lógicos en la secuencia de eventos que comenzaron el pasado 17 de diciembre, cuando las administraciones de ambos mandatarios desplegaron los mecanismos que permitirian la normalización de relaciones diplomáticas.
No obstante los claros esfuerzos recíprocos de Cuba y E.U. (Estados Unidos) por restaurar sus lazos se percibe una ralentización. La laxitud de medidas en contra de la isla y la lisonja diplomática entre ambos países, no han representado un cambio sustancial, en todo caso son el preludio de un proceso que se antoja prolongado y parsimonioso, causal o casualmente en correspondencia con la duración de la Guerra fria, proceso historico que surco la brecha entre ambas naciones.
A la postre, el efectivo restablecimiento de relaciones, asi como la dínamica política y social venidera del pueblo cubano, requerirá algo más que gestos simbolicos de parte del gobierno norteamericano, tales como el levantamiento definitivo del embargo y favorecer el comercio, la inversión y el turismo – como es sugerido por medios que alentaron y vitorearon en su momento el acercamiento a la isla, como The New York Times-.
El desenlace exitoso del despliegue político de la administración obama con respecto a
Cuba, dependerá de sortear una serie de obstaculos mayores prevalencientes en ambas naciones. Cuba tiene por recorrer un largo derrotero en cuanto al respeto irrestricto de las libertades políticas y los derechos humanos de sus habitantes, proceso que se antoja prolongado dada la proximidad de un relevo generacional en el poder, trayendo consigo reacomodos en el partido único y la sociedad en general, lo cual podría provocar un eventual reforzamiento de la censura y la represión hacia el pueblo cubano. Los gestos de la administración Obama hacia el gobierno castrista no expresan la voluntad del conjunto político de dicho país, fantasmas del pasado aún agobian a los sectores mas radicales del ala republicana, especialmente al denominado “Tea Party” quienes se muestran escepticos de las medidas diplomáticas hacia Cuba, dado un supuesto renacimiento del antiimperialismo y el socialismo en diversas naciones de América Latina.
No obstante las dificultades planteadas, auguro el completo restablecimiento de la diplomacia entre Cuba y E.U., basandome en la reflexión de una buena parte de los republicanos quienes reconocen los beneficios de recuperar las relaciones y la confianza con un innegable bastión de los más recientes nichos antiestadounidenses en el continente. Al final el Estado y pueblo cubanos sabrán recuperarse de la resaca castrista sin necesidad de prolongar el sometimiento y la censura de la disidencia, como el mismo Raul Castro sentenciara en laa Cumbre de las Américas en Panamá: «Nuestras naciones deben liberarse de los viejos argumentos, debemos compartir la responsabilidad del futuro. Este cambio es un punto de inflexión para toda la región».