Primeros días

Miniaturas
Por: Rubén Pérez Anguiano*

  • El éxito exige de una cuidadosa administración. Detrás de su rostro risueño se asoma otro, el del abismo. Eso lo experimentó la ganadora de la contienda presidencial en los primeros días, incluso en las primeras horas. No tuvo tiempo de celebrar, pues los desafíos comenzaron a imponerse en su agenda.

  • No es algo que deba causar extrañeza. En los grandes triunfos aparecen figuras menores que quieren su parte de la gloria y a veces no encuentran mejor forma que vociferando, amenazando o burlándose. Ejemplos sobran, pero algunos tienen un mayor potencial de daño.
  • Así ocurrió con Ignacio Mier, coordinador de los diputados de Morena, que infló el pecho y dijo que, en septiembre, con el nuevo equilibrio de poder en el Congreso, se aprobaría la reforma judicial. La realidad también juega y aquí jugó. Los mercados reaccionaron con nerviosismo frente a las declaraciones de Mier y el peso se desplomó, arruinándose en pocas horas lo que había costado conseguir en materia de estabilidad. De seguro intervino la candidata ganadora, llamando al orden, pues Mier debió acudir a los medios para desdecirse.
  • La reacción de los mercados está vinculada con la percepción del respeto a la propiedad privada y la inversión, que sólo puede garantizar un Poder Judicial autónomo, sin dependencia alguna frente a los dictados de la potestad Ejecutiva del Estado.
  • Otros actores se activaron para confirmar lo que debió decirse desde el inicio: que la nueva mayoría legislativa corresponde administrarla al nuevo liderazgo de las instituciones. Las cosas parecieron tranquilizarse unos momentos, pero el presidente Andrés Manuel también intervino e insistió en los términos de su agenda. Quizás el presidente Andrés Manuel esté en lo suyo, pero la nueva presidenta ya está dando muestras de que está leyendo con cuidado lo que ocurre y ésas son buenas noticias.
  • En fin, no sólo el éxito debe saber administrarse: el poder, en especial, es una prueba constante. Vendrán semanas interesantes para el país en este periodo que los antiguos llamaban “interregno”, esos espacios donde no queda claro quién tiene el poder y es mejor cuidar lo que se dice y lo que se hace.

 

*Rubén Pérez Anguiano, colimense de 55 años, fue secretario de Cultura, Desarrollo Social y General de Gobierno en cuatro administraciones estatales. Ganó certámenes nacionales de oratoria, artículo de fondo, ensayo y fue Mención Honorífica del Premio Nacional de la Juventud en 1987. Tiene publicaciones antológicas de literatura policiaca y letras colimenses, así como un libro de aforismos.