Miniaturas
Por: Rubén Pérez Anguiano*
- El proceso electoral cierra y así inicia la espera hacia el momento decisivo, el de los votos y el conteo respectivo. La guerra de encuestas no arroja conclusiones ni permite conjeturas razonables. Las encuestadoras, ya se sabe, se convirtieron en armas electorales y son poco confiables para los ejercicios predictivos. La gran verdad es que todo puede ocurrir y el triunfo parece expresarse con una moneda al aire. Quizás eso son buenas noticias, pues la democracia es incertidumbre y la certeza corresponde a los modelos autoritarios.
- Hablando de incertidumbres y certezas, la candidata Claudia Sheinbaum pasó por ambos extremos a lo largo del proceso electoral. En un inicio expresó ―con cierto desdén― que las elecciones eran un simple trámite, es decir, que solo cumplirían una función de legalización de una decisión ya tomada desde el poder (al más puro estilo del viejo modelo del PRI, como en la elección de José López Portillo). Sin embargo, conforme se acerca el momento decisivo, la candidata cambió su discurso y ahora expresa la necesidad de votar de forma masiva y total por las candidaturas de su partido (como también lo postuló el viejo PRI en su momento). Algo sucedió en el camino.
- Al parecer se pone mucho en juego en este proceso. Para muchos analistas no se trata de una simple decisión entre alternativas, sino una verdadera definición entre dos estilos antagónicos en la administración del poder: el populismo contra el liberalismo, el autoritarismo contra la democracia, la decisión unilateral contra la deliberación. Quizás no sea tan cierto, pues en todo se pueden encontrar matices, pero la narrativa logró colocarse en la discusión nacional. Esas y otras dicotomías estarán rondando la mente de los electores frente a las boletas.
- Ya no deberíamos estar hablando de fraude en estos momentos de la vida nacional, pero el tema volvió. De forma curiosa, las referencias al fraude surgieron desde el poder, es decir, fueron pronunciadas por el propio presidente Andrés Manuel y la candidata del partido dominante, Claudia Sheinbaum. Suena absurdo, pero así es. Es como si el viejo discurso de la oposición de izquierda hubiera revivido, pero ahora con algunos de sus protagonistas instalados en las decisiones de gobierno. Quizás sea un eco de las experiencias previas, pero también es posible que sea un “curarse en salud”, considerando la posibilidad de la derrota electoral. Es decir, se estaría preparando un escenario para rechazar los resultados adversos.
- En el ámbito local los altibajos fueron antológicos. Las candidatas al gobierno municipal fueron y vinieron en las decisiones judiciales, como en una comedia de enredos. Una de ellas, una vez lograda la candidatura tan anhelada, decidió renunciar a ella. Algo absurdo en apariencia. La otra decidió aprovechar el favor jurídico para posicionarse y volver a la contienda, de la que nunca pareció salirse. El tiempo dirá si sus decisiones fueron las correctas. Ya tendremos oportunidad de analizar las decisiones jurisdiccionales, que mientras tanto parecen poco razonables, lo cual no es tan raro: la materia electoral es como el sombrero de un mago y nunca se sabe lo que aparecerá por allí.
*Rubén Pérez Anguiano, colimense de 55 años, fue secretario de Cultura, Desarrollo Social y General de Gobierno en cuatro administraciones estatales. Ganó certámenes nacionales de oratoria, artículo de fondo, ensayo y fue Mención Honorífica del Premio Nacional de la Juventud en 1987. Tiene publicaciones antológicas de literatura policiaca y letras colimenses, así como un libro de aforismos.