Por Sean Osmin Hamud Ruiz
Se cumple un año de su victoria en las urnas. Una lástima que se esté derrotando a sí mismo. No es tema de una ideología, de una posición intelectual, económica o social; no es una identificación partidista, simple y sencillamente es como dice Federico Reyes Heroles, la necia realidad.
Enumerar o enlistar los desaciertos, redunda y varios han hecho el ejercicio. Llamarnos sorprendidos de la tozudez o ceguera, tampoco apareja novedad. Hablar de lo que es una verdadera tragedia nacional en lo que se refiere al tema de seguridad, corrupción y situación del fenómeno de migración, es volver a pasar el plumón fluorescente sobre las mismas líneas.
Interesante sería poder sentarse, conversar e intentar entender. Ya la vergüenza, la burla, el meme, vienen de más.
¿Sentarse a negociar con veintitantos bancos de medio mundo y no saber exponer monto, tasa, plazo, es digno de un Presidente?
¿Perderse una cumbre internacional con los principales líderes del globo por preparar una celebración cuestionable, es digno de un Presidente?
¿Ante las circunstancias particulares, prometer la construcción de una nueva planta de generación de energía eléctrica y al mismo tiempo detener la consolidación del sistema nacional de gasoductos, es digno de un Presidente?
Yo creo que no.
Y no se trata de tener unos u otros datos, se trata de ese sentido común que deriva de verdaderamente conocer la información.
Si el equipo le miente, pues a cambiar de equipo.
Si realmente es su aspiración, que ya no se desgaste en soportarla alegando, que se ponga a trabajar con ahínco.
El ejercicio crítico no debe cesar.
Pero la palma extendida para contribuir, para ayudar, tampoco se debe guardad, hoy menos que nunca.
Debemos ponernos a las órdenes, de la sociedad, del gobierno. Trabajar hoy, para pensar despejadamente en mañana.