Para Rafael Reyes, el origen de nuestros problemas es la negatividad, el hacernos boicot a nosotros mismos. Pero si se mantiene una actitud positiva, “todo se puede hacer en esta vida”.
En su caso, a pesar de no tener brazos ni piernas desde su nacimiento, una condición llamada Amelia (del griego a sin, y melos miembro), logró completar un reto que aseguraban es imposible para personas como él: tocar un instrumento musical, conducir un auto, jugar un videojuego, patinar y cambiarle el pañal a un niño. Para probarlo, mostró un video.
Él dictó la conferencia “La clave del éxito”, con la que concluyeron los trabajos del Congreso de Desarrollo Humano y Voluntario “Ser feliz por elección”, organizado por la Universidad de Colima a través del Centro de Desarrollo de la Familia Universitaria.
Originario de Bucaramanga, Colombia, Rafa Trejo, como le gusta que le digan, vino a la Ciudad de México desde niño, en 1984, porque en esta ciudad encontraron sus papás un hospital en el que pudieron darle rehabilitación.
Su época más oscura, compartió, la vivió entre los 14 y 16 años. Fue cuando se dejó invadir por la auto-discriminación y sobre todo por la negatividad. A pesar de haber tenido una infancia feliz, dijo, creyó que por el hecho de no tener brazos ni piernas jamás podría hacer algo con su vida.
Lo que a él lo salvó de esa oscuridad, dijo, fue su curiosidad. Siempre le gustó leer e incluso se graduó como ingeniero biomédico enfocado en rehabilitación. En sus lecturas, un día se topó con un pensamiento de Albert Einstein que lo llenó de optimismo.
Dijo, citando a Einstein: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones”.
Al leer esto, entendió que él “era de las personas que encontraban un problema en casa solución” y a partir de entonces decidió seguir sólo aquellos caminos que lo llevaran a una “felicidad completa”, respetando así más las soluciones que los problemas.
Ese entendimiento le dio una perspectiva mayor y supo entonces que además de buscar ser positivo, necesitaba una “voluntad de acero” para completar sus sueños. Ahora, para sus días malos tiene algo que llama “lugares felices”, que son esos lugares, personas o amigos “que me recuerdan lo bonito que es la vida” y a los que acude para tomar fuerzas.
Por último, compartió con los jóvenes reunidos en el Paraninfo y que hicieron una larga fila para tomarse fotos con él, su filosofía de vida: “Si el cielo es el límite, vamos al espacio”.
Al término de su charla, José Eduardo Hernández Nava, rector de la Universidad de Colima, le entregó un reconocimiento por su participación. El rector estuvo acompañado por Alicia López de Hernández, directora general del CEDEFU.