Colima.- Al participar en el homenaje que la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima le rindió al Dr. Ruy Pérez Tamayo, recientemente fallecido, el Dr. Christian Jorge Torres Ortiz Ocampo, papá del actual rector, habló de los once pecados capitales que, según el investigador homenajeado, comenten los médicos al tratar a sus pacientes.
Esos pecados son: el uso de un lenguaje médico incomprensible para el paciente, la crueldad mental al ignorar los sentimientos del enfermo, la crueldad física al realizar las exploraciones con brusquedad o rudeza, la falta de buenas maneras para escuchar o apoyar a sus pacientes, la súper-especialización, que consiste en no percibir al enfermo como un ser humano perfecto y considerarlo como un órgano enfermo.
Otros pecados que veía Ruy Pérez, recordó Torres Ortiz Ocampo, son el amor a lo raro, que consiste en pensar en patologías raras del enfermo, llevándolo a solicitar estudios injustificados; también la estupidez que, dijo, es lo opuesto al sentido común, la pereza que genera una historia clínica defectuosa, el afán de lucro, la desorientación cuando el médicos se enfoca en minucias intrascendentes e ignora síntomas y signos importantes del enfermo, así como la discriminación al diferenciar el trato de los paciente en consulta particular y los de consulta en instituciones públicas.
Torres Ortiz Ocampo también replicó lo que Pérez Tamayo divulgaba sobre lo que debería ser una obligación de médicas y médicos en México: que quien ejerce la medicina debe curar y aliviar toda persona enferma que se lo solicite, cualquiera que sea su economía, raza o ideología política, o al menos intentarlo en la medida de sus limitaciones,
En este conversatorio, que se llamó “Vida y obra de Ruy Pérez Tamayo: un médico científico”, participaron además los médicos y ex funcionarios de la Universidad de Colima Ramón Cedillo Nakay, Carlos Salazar Silva y el investigador Miguel Huerta Viera. Tuvo como fin transmitir a los médicos y médicas en formación, la relevancia que tuvo la labor de investigación y divulgación de la ciencia que hiciera Ruy Pérez, un personaje muy cercano a la Universidad, así como festejar los 64 años del Seminario de Cultura Mexicana, Corresponsalía Colima.
En su mensaje de bienvenida, el director de la Facultad de Medicina, Enrique Barrios Navarro, reconoció la estrecha vinculación que el Dr. Ruy Pérez mantuvo con el plantel, en particular, al dictar conferencias para hablar de la ética médica, la enfermedad a través del tiempo, las razones para ser científico y sobre ciencia, paciencia y conciencia.
Y evocó una idea que Ruy Pérez sostenía con respecto a la medicina, que es un error pensar que la medicina lucha contra la muerte; “la lucha es en favor de la vida sana y plena, libre de enfermedades, tanto somáticas como psíquicas, en pro de la vida útil y constructiva basada en una escala de valores donde ser un ser humanos ocupa un sitio superior a lo que posee”.
En su intervención, el médico, ex rector de la Universidad de Colima y empresario, Carlos Salazar Silva destacó el beneficio que dejó la vinculación con el Dr. Pérez Tamayo a la Universidad de Colima, al verse cristalizado el Proyecto de profesores invitados de corta estancia que le presentó.
Lo anterior, dijo Salazar Silva, dio origen a muchas condiciones favorables para la Facultad de Medicina, como el programa de Nutrición, donde estudiantes de medicina pudieron hacer estancias de formación en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, y del cual salieron varias generaciones.
Dijo que el Dr. Ruy Pérez fue un apoyo fundamental para la Facultad de Medicina, ya que mucho de lo logrado por este plantel no hubiera sido posible sin su apoyo; por eso, recordó Carlos Salazar, “la misma facultad lo postuló para que recibiera el grado de Doctor Honoris Causa como alguien que dedica su vida a la ciencia.
Con varias anécdotas, el médico y también ex rector, Ramón Arturo Cedillo Nakay, describió a Ruy Pérez como “un investigador meticuloso y dedicado”. Relató cómo hacían para capturar los gatos con que realizaban experimentos en un sótano cuando eran estudiantes. Con valeriana, contaba el Dr. Ruy, capturaron un gato tan grande que creían que había sido un león por cuanto los rasguñó y se defendió intentando escapar. Y de estas investigaciones publicó estudios sobre el funcionamiento del riñón, siendo estudiante, dijo.
En su momento, el profesor-investigador Miguel Huerta Viera relató que gracias a las referencias favorables a raíz de las visitas y acercamiento a la Universidad de Colima del emérito Pérez Tamayo, se obtuvo la acreditación del CONACYT de la Maestría en Ciencias Médicas y con ello el IMSS abrió la posibilidad de que el personal médico pudiera hacer una maestría en Hospital conservando el sueldo de docente.
El Dr. Ruy Pérez, resaltó, “siempre quería estimular la vocación para ser científico, pero ahora sabemos que para convencerlos no es suficiente una sola vez, hay que decírselos muchas veces durante varios días. Afortunadamente ahora en los programas hay materias para hacer investigación, aprenden a realizar protocolos, experimentos, a probar o rechazar hipótesis”.
Por último, Miguel Huerta dijo que las tres funciones principales de los médicos y médicas son la asistencial, la de investigar y la de enseñar. A los y las jóvenes en formación les recomendó que, aunque no hagan ciencia, se enseñen a hacer investigación y que añadieran a la formación en medicina la capacidad de creatividad y la intuición, “que si bien no se tiene claro qué es, sí se acerca a la inteligencia asertiva que se ha investigado mucho”.