El uso de las redes sociales con fines personales es una realidad innegable, pero la idoneidad o no de su implantación generalizada en las oficinas sigue despertando opiniones encontradas, entre quienes ven en ellas grandes ventajas y quienes las consideran una amenaza.
Los defensores de estas tecnologías opinan que su uso responsable en el trabajo puede fomentar la creatividad y el espíritu de protagonismo del empleado, además de su participación en la empresa.
Por el contrario, sus detractores piensan que la implantación generalizada de estas tecnologías puede distraer a los trabajadores, dispersarlos en sus tareas e incluso incitarlos a conflictos.
La experta Elena Méndez Díaz-Villabella, directora de enEvolución, una red de expertos en Recursos Humanos que promueve la colaboración 2.0 entre sus empleados, ha explicado que es «innegable el potencial de las nuevas tecnologías, pero en general, las empresas no se sienten suficientemente relajadas si sus empleados las usan libremente en la oficina».
En su opinión, todavía no existe una sólida cultura organizativa generalizada en las empresas favorable al uso de las redes sociales, «y ésa es precisamente la mayor limitación en su implantación».
«El tema económico no es un problema, dado que estas herramientas apenas suponen un coste para la empresa», añade.
Destaca que las herramientas están ahí disponibles para ser utilizadas por todo el que quiera, pero «¿están listas las empresas para implantarlas? y ¿los profesionales se sienten preparados para mantener un diálogo constructivo con ellas?», se pregunta la experta.
Pese a que el debate sobre la efectividad o no de estas tecnologías en la oficina está teñido de luces y sombras, el futuro se vislumbra muy claro: las nuevas generaciones de «nativos digitales» impondrán una nueva mentalidad de trabajo más «democrática» en las relaciones de comunicación en las empresas, que implicará un uso generalizado y habitual de las redes sociales en las mismas.
Así lo ha manifestado la experta Esperanza Suárez, doctora en Sociología e investigadora Asociada de IRCO-IESE, además de consultora en Recursos Humanos, quien explica: «Cuando los niños y adolescentes se vayan incorporando en unos pocos años al mercado profesional, las empresas no tendrán más opción que asumir los nuevos modelos de comunicación de estas generaciones». EFE {jathumbnail off}