El 2020 fue un año de incertidumbre, escenarios dinámicos y de procesos acelerados. Volver a reflexionar a la distancia sobre lo sucedido durante ese año permite comprender mejor lo ocurrido y debería ayudar también a tomar mejores decisiones. Con este sentido, la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), pone a disposición del sector educativo el documento “Las respuestas educativas nacionales frente a la COVID-19. El panorama de América Latina y el Caribe”.
El objetivo del documento es presentar un panorama de la situación de América Latina y el Caribe en 2020 respecto de la suspensión de las clases presenciales ocasionada por la pandemia de la COVID-19, las respuestas que dieron los países para asegurar la continuidad pedagógica y el apoyo a la comunidad educativa, y el estado de los planes de reapertura.
“El texto es resultado de información que la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial recabaron a través del monitoreo de las respuestas educativas de los países a la pandemia de la COVID-19, mediante la ‘Encuesta sobre las respuestas nacionales en materia de educación frente a la COVID-19’, destinada a los ministerios de Educación. Este instrumento indagó sobre las medidas adoptadas y la planificación del retorno a las clases presenciales” señaló Alejandro Vera, especialista regional de programa de dicha oficina de la UNESCO.
Esta encuesta fue planificada en diferentes rondas de levantamiento de información, para registrar los cambios de situación en los países. A la fecha de elaboración de este informe ya se han finalizado dos rondas, la primera realizada entre mayo y junio de 2020, y la segunda, entre julio y octubre del mismo año. Una tercera ronda se implementó entre febrero y marzo de 2021, la cual cuenta, además, con la participación de la OCDE y que será publicada próximamente.
Hallazgos
Las respuestas educativas implementadas por los países de América Latina y el Caribe a consecuencia de la pandemia han mostrado una rápida capacidad de reacción, primero con medidas de suspensión de la presencialidad y luego con la reorganización de la enseñanza remota, llevando adelante diferentes estrategias para atender las necesidades educativas de la población y contemplando diversas dimensiones de intervención y actores. Pero aún no se cuenta con información regional sobre la cobertura y efectividad de estas respuestas.
Tanto en las políticas desarrolladas durante el período de suspensión de clases presenciales como en las primeras experiencias de reapertura, la situación de los países es marcadamente heterogénea.
Asimismo, se identifican escenarios similares asociados al momento del año en que se inicia el año académico, que implicó diferentes impactos en la cantidad de días de clase afectados. Otro aspecto en común es que las medidas utilizadas han sido, en general, aquellas que requieren menor inversión adicional, mientras que las más costosas han sido menos implementadas.
La cantidad de días acumulados sin clases presenciales pone de manifiesto que América Latina y el Caribe ha tenido durante 2020 dificultades para encontrar los caminos adecuados para retomar las clases presenciales, ya que sobre el final de ese año aún varios países –entre ellos algunos de los más poblados– no habían logrado iniciar experiencias de apertura.
Las respuestas de los países muestran un grado de incertidumbre acerca del futuro próximo que es poco frecuente en la planificación educativa, fenómeno propio de este contexto de pandemia. También aparece una profunda incógnita con relación a la pérdida de oportunidades de aprendizajes.
Recomendaciones del documento
El documento indica que en este escenario, proteger, e incluso ampliar, la inversión educativa de manera oportuna y eficiente puede ayudar a reducir los impactos actuales y futuros de la pandemia en la educación.
También concluye que uno de los aspectos prioritarios que deben considerarse para el 2021 será la construcción de un rápido diagnóstico de situación para entender la gravedad del impacto y poder actuar en consecuencia.
El texto adicionalmente subraya que es clave fortalecer los recursos de información para entender los efectos de la pandemia, dimensionar el alcance e impacto de las medidas llevadas adelante y planificar el retorno a la presencialidad. Y, sobre todo, colocar en el centro de las políticas a las poblaciones con mayor riesgo de exclusión, quienes necesitan hoy más que nunca acciones concretas y efectivas para que no se profundicen las desigualdades.