Uno de los alimentos tradicionales en la mesa de los mexicanos durante las fiestas decembrinas, son los deliciosos romeritos, que preparados con papa, nopales, almendra, nuez, cacahuate, cebolla y ajo, dan lugar al famoso platillo llamado “revoltijo” por su combinación de ingredientes.
También, se acostumbra guisarlos con mole, nopalitos, papas cambray y tortitas de camarón seco y servirlos durante las cenas de navidad y año nuevo.
Originarios del centro de México, los romeritos (también llamados romerito, romerillo o quelite salado) son una planta con apariencia de arbusto pequeño de 60 a 100 cm de altura, con hojas verdes, carnosas, de flores pequeñas y fruto seco, y han sido consumidos desde la época prehispánica, aunque en un principio fueron considerados una planta silvestre, con el tiempo fue domesticada y cultivada.
Se utilizaba durante el ayuno previo a las fiestas en que los aztecas celebraban a sus dioses; luego de la Conquista, su ingesta decayó al ser vista como maleza; sin embargo, posteriormente, fue nuevamente incluida como un ingrediente relevante en los platillos de la gastronomía mestiza en las cocinas conventuales de la Nueva España.
Hoy en día, esta planta, cuyo nombre científico es Suaeda Torreyana S. Watson, forma parte importante de la gastronomía mexicana. Es de fácil recolección, transporte y consumo, lo que permite que pueda ser empleada con mayor facilidad.
Los romeritos pertenecen a la familia de los quelites (del náhualt “quilitl” que significa hierba comestible), crecen en la milpa, a lado del maíz, el frijol o la calabaza y son consumidos principalmente en la región centro durante esta época del año y Semana Santa.
Además de ser componente central de algunos platillos tradicionales, son un alimento muy nutritivo por su alto contenido de nitrógeno, proteínas y aminoácidos, comparable con el valor alimenticio de la espinaca, acelga y berro.
Asimismo, son fuente de hierro, fibra y antioxidantes que contribuyen a mantener un cerebro sano porque sus fitoquímicos protegen a las células de la oxidación y contienen proteína vegetal, la cual es necesaria para la estructura de células, músculos y órganos. También, proporcionan vitaminas A y C, que ayudan al sistema inmune, y son de bajo aporte calórico, pues una taza de romeritos cocidos contiene solo 25 calorías.
El que cada año contemos con este quelite en la mesa de los hogares de los mexicanos, es gracias al esfuerzo de las y los productores que se dedican al cultivo del romerito, particularmente en el sur de la Ciudad de México y en el Estado de México.
De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2023 la producción de romeritos fue de tres mil 637 toneladas, cultivados en una superficie de 401 hectáreas en la Ciudad de México y estado de México.