Ciudad de México.- En temporada de frío los neonatos y lactantes son más vulnerables a enfermedades ocasionadas por los virus circulantes de la época y la mayoría las adquieren a través de quienes tienen contacto con ellos, aseveró Raúl Villegas Silva, jefe del Departamento de Neonatología del Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Esto no implica que el menor deba estar cubierto con ropa y cobijas de más, pues con ello no se previenen las infecciones, sino evitando el contacto con personas que presenten cuadros infecciosos y cuidando el aseo de las manos de las personas que estén cerca de ellos.
En exteriores, los bebés deben usar gorros, ya que en esa etapa de su vida la proporción de la cabeza es mayor que la del cuerpo, por lo que cubrirla permite conservar la temperatura. Además es importante proteger nariz y boca con cobijas para que su respiración mantenga una temperatura cálida.
Otra de las recomendaciones es bañar a los niños con agua templada, de preferencia a medio día o por la tarde (antes de dormir). La alimentación debe ser exclusiva con leche materna, ya que esta se regula dependiendo de las necesidades del niño y por ello se producen diferentes cantidades al día.
Los objetos con los que tiene contacto el bebé, como juguetes, sonajas o mordederas, deben ser lavados con agua y jabón o desinfectados con toallas de cloro de manera frecuente.
Las madres y padres deben evitar fumar, ya que existen sustancias que desprende el humo del cigarrillo que se adhieren a la ropa y posteriormente son inhalados por los bebés, poniendo en riesgo su salud.
«Es inevitable que los niños se enfermen, normalmente, dos veces al año. Sin embargo, la enfermedad puede no durar más de cuatro o cinco días. Si el niño mantiene una buena nutrición y cuidados adecuados, puede pasar hasta un año sin enfermar».
Para ello también es necesario que reciban todas las vacunas, ya que fortalecen su organismo en contra de enfermedades como el rotavirus, que ocasiona diarrea grave e incrementa su incidencia en esta época del año.
La recomendación final es buscar atención especializada desde la aparición de los primeros síntomas que indiquen la posibilidad de una infección, así como estar pendientes de que su temperatura sea entre 36 y 36.5 grados. BP